Opinión

Bolivia en tensión

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21 de febrero de 2018, 4:00 AM
21 de febrero de 2018, 4:00 AM

Bolivia vive hoy una jornada de paro y movilización. Paro de parte de quienes exigen que se respete el voto del referéndum del 21 de febrero de 2016, cuando el No a la repostulación de Evo Morales se impuso con un 51,3%. Movilización de parte del Gobierno y sus seguidores, defendiendo la reelección indefinida, aún a costa de lo que manda la Constitución. La pulseada entre ambas posiciones genera una fuerte tensión entre los bolivianos y ojalá que no desemboque en choques violentos en cualquier rincón de Bolivia.

El paro nacional convocado por los comités cívicos, las plataformas ciudadanas y el Comité de Defensa de la Democracia es la culminación de medidas similares que se vienen desarrollando desde noviembre en los nueve departamentos y que son básicamente autollamadas a través de las redes sociales. En contraposición, el MAS ha comenzado a ocupar las calles con su militancia para mostrar que mantiene su poder de convocatoria, a lo que ahora suma lo que ha denominado “guerra” en internet. El MAS llama también a marchas en esta jornada en varios departamentos del país.

Para asegurar el paro nacional, las plataformas y los cívicos convocaron a que se bloquee las principales vías del país. Para frenarlo, el Gobierno mantiene la obligatoriedad de las clases escolares, así como el trabajo en el sector público. Hay otras instituciones –como la banca- que trabajarán con normalidad. La tensión, por cierto, es azuzada por los gobernantes y también por los más radicales activistas y los más locuaces opositores partidarios. Lo malo de esto es que su retórica puede desencadenar enfrentamientos que todo el país lamentará.

Este escenario polarizado se debe a que en el MAS aseguran que el presidente debe candidatear indefinidamente. La última encuesta publicada por EL DEBER y realizada por Captura Consulting muestra que el 68% de la población en el eje troncal de Bolivia rechaza que el mandatario se presente a nuevas elecciones, frente a un 32% que acepta esa alternativa y un 2% que no sabe o no responde. No obstante, el oficialismo insiste en que tanto la derrota en el referéndum como el rechazo a la reelección forman parte de una “mentira” generada por la oposición.

Lo lamentable es que el afán reeleccionista de una fracción se convierte en el centro del debate nacional y que todos los hechos terminan siendo vinculados al discurso central de la repostulación. Además, hay que tomar en cuenta que la candidatura indefinida de Evo Morales puede matar al instrumento político, ya que muestra que en el MAS no hay posibilidades de generar nuevos liderazgos.

Es por eso que una profunda reflexión del presidente y de su entorno, que derive en la decisión de no insistir en ser candidato en 2019, no solo mostrará su espíritu democrático, sino que también terminará con la tensión creciente en Bolivia. El país precisa trabajo y gestión y un ambiente de paz. Eso es lo que Bolivia espera de los mandatarios.

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