Opinión

Bolivia, a 188 años de Perú

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24 de febrero de 2019, 5:30 AM
24 de febrero de 2019, 5:30 AM

Un estudio de la fundación Inaset, que dirige Enrique Velasco, estableció que, si se considera los ritmos de crecimiento de la última década en la región, y se siguen repitiendo en el futuro, Bolivia demoraría 105 años en tener la misma economía que Chile, 51 para igualar a la de Uruguay y 68 a la de Ecuador. Y creciendo al 6% (y si Perú crece al 4,5%), Bolivia tardaría 188 años en alcanzar a esa economía.

El Ministerio de Economía respondió que Inaset estaba equivocada. Sin decir exactamente qué porcentajes de crecimiento utilizó para hacer su estimación, dijo que Bolivia alcanzaría a Chile, no en 105 años, sino en… 34. Aunque el dato es dudoso, es bastante más que los seis años tantas veces señalados por el vicepresidente Álvaro García Linera. Y para estar a la altura de los otros países de la región, se necesitan, dijo el Ministerio, tres décadas o más. Es obvio que sea así, viendo lo pequeña que es la economía de nuestro país. Sin embargo, está bien que el Ministerio de Economía se haya sincerado.

Es bueno hacer notar que, por su gran tamaño, no se toman en cuenta los casos de Brasil y Argentina, por ejemplo, en la comparación.

Respecto de la evolución del PIB per cápita de Bolivia y sus vecinos, el Ministerio no establece cuáles son sus presupuestos, es decir, cuánto cree que será el crecimiento de Bolivia y los demás en las próximas décadas. Con todo, en ese campo, muestra resultados más optimistas, como que Bolivia alcanzaría el PIB per cápita de Colombia en nueve años, en 16 años al de Ecuador, 25 al de Perú y 27 años al de Chile. Ojalá.

Lo que sí llama la atención es que para alcanzar al PIB per cápita de Uruguay, el Ministerio estima que se necesitarán 2.052 años. O sea, nunca. ¿Por qué se da ello? Porque ambas economías tienen un crecimiento sostenido, pero Uruguay tiene un tercio de la población boliviana. Así de trágica es la situación.

Esa situación, obviamente, no genera algo de lo que debamos alegrarnos. Sería ideal que nuestro PIB pudiera crecer a un ritmo sostenido y que sobre todo lo hiciera basado en actividades económicas generadoras de empleo, no en extraer gas y en cobrar impuestos, como ocurre hoy. Además, debería reorientarse la inversión pública. Claramente construir estadios sin espectadores, aeropuertos sin pasajeros y fábricas de urea sin urea no ayudan al desarrollo.

El MAS ha insistido en el extractivismo como modelo de desarrollo. Nuestra economía, como ya se ha dicho, depende de la venta de gas y minerales, además de cobrar (exaccionar) a la gente para que pague impuestos. El próximo gobierno tendrá el gran desafío de diversificar la economía y hacer que se oriente hacia las actividades que generan más mano de obra. Ese desafío no ha podido ser cumplido nunca en Bolivia.

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