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10 de junio de 2018, 4:00 AM
10 de junio de 2018, 4:00 AM

En su brillante ensayo La fuerza de lo falso, Umberto Eco, demuestra cómo muchos relatos tienen la virtud de presentarse como verdaderos, mucho más creíbles que la realidad. Uno de esos relatos que se ha presentado como verosímil es que en Santa Cruz no hay bibliotecas, no hay librerías y que a la gente no le gusta leer. De tanto repetirlo, se han instituido como una verdad.

Bibliotecas
Hace unos años atrás, el representante consular de un país vecino, envió a su asistente a solicitar que se le donen libros para formar una biblioteca, porque según le habían informado en el centro Santa Cruz de la Sierra no había bibliotecas. Con mucha extrañeza, le dije que solo alrededor de la plaza principal se encontraban dos bibliotecas, la central de la Universidad y la biblioteca del franco-alemán. Además se le demostró que dentro del primer anillo, están la Biblioteca del Museo de Historia, la Biblioteca Departamental, la del Museo de Historia Natural, la del Centro de la Cultura Plurinacional CCP, la de CBA, la del AECID y, la Biblioteca Municipal. Todas muy buenas bibliotecas, cada una en su especialidad y atendida por bibliotecarios que apoyan a los lectores. Además de todas esas bibliotecas, el municipio de Santa Cruz de la Sierra tiene una red de veinte bibliotecas, con muchas actividades para los niños y jóvenes, a las que habría que sumar las bibliotecas de las universidades y de los distintos centros de investigación.

A pesar de haberle demostrado la existencia de nueve bibliotecas en el centro, ese cónsul siguió afirmando que no había bibliotecas en nuestra ciudad y es más, en una conferencia con escritoras de su país, en la feria del libro de ese año, siguió afirmando su relato. Quedó demostrado que es difícil aceptar lo que no se quiere ver.

Librerías
Se repite hasta el cansancio que hay solo tres librerías en Santa Cruz de la Sierra, y en las redes sociales se debate sobre la falta de librerías, de libros y sobre la poca costumbre de leer de nosotros, los cruceños. Otra vez la realidad demuestra que hay más de tres librerías, basta con recorrer la calle René Moreno-24 de Septiembre para evidenciar que esa afirmación es falsa. Hay librerías de todo tipo y todas dentro de la formalidad de la ley. Quienes han visitado la feria del libro han podido comprobar la cantidad de librerías que se presentan en ella.

Además de las librerías formales, están los libreros que venden libros antiguos y usados, los más conocidos son los que se encuentran alrededor del mercado Los Pozos, pero hay muchos más en toda la ciudad y casi en todos los mercados. A ellos hay que sumar “el paseo del lector”, en la calle Seoane, donde se venden “libros piratas” y como en muchos otros lugares del centro de la ciudad y fuera de él. Debemos suponer que esos vendedores de libros piratas, no son unos mecenas de la cultura, ni venden libros para promocionar la lectura entre los niños y los jóvenes. Están vendiendo libros por que la gente los compra, sencillamente porque son más baratos que un original.

Lectores

Finalmente, el argumento de que no se lee, no condice con la cantidad de libros que se venden. Alguien me decía, pero la gente lee mala literatura o libros de autoayuda. Cuál es la mala o la buena literatura? Hablamos de leer, y la gente lee lo que le gusta y disfruta. Además el acto de leer es un acto privado, no es un acto social, entonces cómo miden cuánto leemos. 

Los que afirman -sin dudar- que no se lee, no conocen todos los programas de lectura que existen en nuestra ciudad. Saben que el municipio de Santa Cruz de la Sierra tiene un plan municipal de lectura, desde hace más de diez años, y es probablemente el único municipio del país que lo tiene. Conocen a los activistas de la lectura como por ejemplo a Claudia Vaca, que inició una verdadera cruzada para fomentar la lectura entre los niños de los barrios carentes.

Los esfuerzos por promover las técnicas de lectura con cursos que se imparten en el Centro Patiño y en el Centro Plurinacional, son una muestra de lo que se hace. El Plan Lector de la editorial La Hoguera, es un modelo de cuanto se está haciendo para que los niños de la escuelas lean, y podemos seguir con otros ejemplos como los Ciclos de conocer al autor del colegio De la Sierra. 
Finalmente es destacable, la ley promovida por la Secretaria de Cultura de la Gobernación y aprobada por la Asamblea Legislativa
Departamental de Santa Cruz, la ley departamental del fomento a la lectura y el libro. Si bien esta ley no obligará a leer a los que no quieren, permite establecer las bases y los presupuestos para unas políticas públicas en favor del fomento a la lectura y eso en nuestro país es un gran avance y se hace aquí, en nuestro departamento.

La realidad, es más compleja e increíble, como dice Eco, por ello es más fácil afirmar que no hay bibliotecas, ni librerías, ni lectores. La feria del libro, por sí misma demuestra la falsedad de esa permanente aseveración.

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