Opinión

Antibolsonaros, entre la ignorancia y el cinismo

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28 de octubre de 2018, 4:00 AM
28 de octubre de 2018, 4:00 AM

Una extraordinaria ola de alarma se ha desatado a nivel internacional entre los llamados sectores progresistas ante la muy probable elección de Jair Bolsonaro como presidente de Brasil para el periodo 2019-2023. Calificado de ultraderechista, fascista, racista, misógino y homofóbico entre muchos otros rasgos de su personalidad, este exmilitar consiguió algo que parecía imposible hasta hace solo unos meses: ubicar su candidatura en primer lugar en las intenciones de votos, muy por encima del candidato sustituto de Lula por el PT, Fernando Haddad. Bolsonaro ganó en primera vuelta a Haddad, con una diferencia de 18 puntos, aproximadamente, y todo indica que así lo hará este domingo, en segunda vuelta. Salvo, claro, que ocurra algo excepcional que trastoque todos los pronósticos.

¿Hay razones para tanta alarma? Sí, las hay, pero no precisamente por los argumentos que esgrimen intelectuales, políticos y hasta artistas dentro y fuera de Brasil, militantes o apenas seguidores de Lula da Silva y del PT, que se han dado a la tarea de satanizar aun más a Bolsonaro, a la par que santifican al líder y al candidato del PT. Muchos de estos, incluso, grandes defensores de otros líderes políticos de la región que han marcado sus gestiones de gobierno con las taras que se condenan en Bolsonaro: Hugo Chávez y Nicolás Maduro en Venezuela, Daniel Ortega en Nicaragua y Evo Morales en Bolivia, por citar solo algunos ejemplos. Una revisión de sus actos y declaraciones públicas basta para descubrir cuán parecidos son estos con el exmilitar brasileño, aunque se presenten como opuestos.

El ejercicio podría incluso comenzar por uno de tantos artículos dedicados por El País de España contra Bolsonaro (es impresionante la atención puesta por el diario español a las elecciones brasileñas y al fenómeno Bolsonaro). Publicado el jueves pasado, recopila las opiniones de 25 intelectuales y artistas brasileños y extranjeros, en las que alertan contra Bolsonaro. Salvo un par de ellas, la mayoría carece de crítica a las gestiones del PT y de sus aliados progresistas y liberales. No hay en esas opiniones un análisis de las causas que han empujado a los brasileños a votar por una opción tan conservadora y a todas luces, autoritaria. Nada. Solo argumentos que, dichos sin nombres, calzan muy bien en sus propios defendidos. Vea el siguiente ejemplo.

Juan Gabriel Vásquez, escritor colombiano y uno de los intelectuales citados por El País, dice entre otras cosas: “Lo que ocurre es que el suyo es un fascismo de nuevo cuño que todavía no nos espanta como debiera, tal vez porque actúa desde dentro, minando la democracia mediante la explotación de sus propias libertades, de sus propias garantías. Pero sus rasgos son inconfundibles: el elogio de los autoritarismos militaristas, la violencia verbal más cínica y directa que ha visto la política latinoamericana en décadas, el grotesco matoneo de todas las minorías y, sobre todo, el eficaz uso de los discursos del enfrentamiento y la división (del nosotros contra ellos: primera página del manual del populismo extremista).” ¿Acaso esto no calza tanto en Bolsonaro, como en Chávez, Maduro, Ortega o Morales? El problema o la amenaza de fondo, por tanto, no está apenas en el ultraderechismo de Bolsonaro, sino también en el “socialismo del siglo XXI”.

Si ahora espanta a muchos la posible llegada de este exmilitar a la presidencia de Brasil, ¿dónde estaban cuando fueron llegando al poder otros autoritarios, discriminadores y alentadores del odio y la violencia en Latinoamérica?, ¿qué hacen incluso hoy frente a los excesos que unos y otros continúan cometiendo en el ejercicio del poder que les confirió el voto del pueblo? Las preguntas abundan. Y el cinismo en las repuestas o en la falta de estas, también. Los Bolsonaros no surgen de la nada, aunque la ignorancia y el cinismo nos lleve a afirmar lo contrario.

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