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24 de mayo de 2019, 4:00 AM
24 de mayo de 2019, 4:00 AM

No se sabe a ciencia cierta en qué momento se perdió. No se sabe a ciencia cierta qué fue lo que sucedió en la cabeza de este abogado y político uruguayo, que a todos nos tenía muy satisfechos por sus repetidos pronunciamientos de defensa de la democracia y de condena de los regímenes opresores y tiránicos, como el de Nicolás Maduro.

No se sabe a ciencia cierta, por qué, de un día para el otro, Almagro declaró a Evo Morales el “adalid de la democracia”. Seguramente él debe tener la respuesta, pero a todos, incluyendo al mismísimo ‘Pepe’ Mujica, su exjefe de partido y a quien apoyara como su ministro canciller, deben estar haciéndose la misma pregunta: ¿Se rayó? Acudiendo a la biografía de este personaje, estudiemos y veamos quién fue Almagro antes de sus últimos cariños a Evo Morales. Luis Leonardo Almagro es un abogado y diplomático de 56 años.

Desde el 26 de mayo de 2015 es el secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA). Fue el ministro de Relaciones Exteriores de Uruguay durante el Gobierno de José Mujica y embajador de su país en China (2007-2010) durante el primer gobierno de Tabaré Vásquez.

En 2010, fue designado canciller del Gobierno de José Mujica, cargo en el que permaneció hasta el 1 de marzo de 2015. Pero sucedió algo en 2014, Luis Almagro adoptó una posición crítica al gobierno venezolano. En consecuencia, Mujica declaró: “Lamento el rumbo por el que enfilaste y lo sé irreversible, por eso ahora formalmente te digo adiós y me despido” Fue elegido secretario general de la OEA el 18 de marzo de 2015, con el apoyo de 33 de los 34 Estados miembros, y una abstención.

Al asumir la conducción de la OEA, anunció que uno de los ejes principales de su gestión seria: “Más derechos para más gente” y que trabajaría para acercar la organización a la “nueva realidad del hemisferio”. Almagro hizo de Venezuela el centro de su gestión, con posiciones muchas veces criticadas por diplomáticos y analistas. Fue expulsado de su formación política en un plenario de la coalición de izquierda Frente Amplio el 15 de diciembre de 2018 (hace menos de 6 meses) por unanimidad de votos de los 75 asistentes, tras un informe emitido semanas antes por el Tribunal.

Disciplinario de ese partido, motivado por un comentario surgido con respecto a la situación que atraviesa Venezuela, en el que expresó que no se debía “descartar ninguna opción incluyendo la militar” para sacar al gobierno de Nicolás Maduro del poder. A ese régimen lo calificó de “dictadura”, en referencia a una declaración de Estados Unidos que no descartaba la opción militar para “regresar a Venezuela a la democracia”.

Según la resolución votada por unanimidad, Almagro violó los principios partidarios al sugerir una posible intervención militar en este país. Nuevamente surge la pregunta, ¿qué le ha pasado a Almagro? ¿por qué de pronto las leyes, la Constitución Política de Bolivia y los resultados del referéndum del 21-F no se han tomado en cuenta por este hábil y poderoso secretario de la OEA? Lo peor de todo es que la visita de Almagro a Bolivia está siendo considerada como una estrategia política de la campaña del MAS para capitalizar votos, para legitimar una violación a la Constitución y un apoyo político de grandes dimensiones a la candidatura de Evo Morales.

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