Opinión

A volver por los fueros

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5 de noviembre de 2017, 6:00 AM
5 de noviembre de 2017, 6:00 AM

Primero fue el presidente Morales quien ‘oficializó’ y anunció su candidatura con una denuncia a EEUU, país que, a decir del mismo, estaría armando “mentiras contra su reelección” (seguramente buscando generar el efecto Rocha); abriendo, de esa manera, la oficialización de su candidatura. Luego, ha sido García, el vicepresidente, quien aseguró que "no hay que estar preocupados, más bien ya hay que ir preparando la campaña para el 2019”. Ambos fijaron claramente, quiénes son los enemigos (el MAS no funciona sin ese elemento disparador); de manera que los ricos, los potentados (con los que se sientan casi semanalmente a hacer planes que nunca se hacen, pero los distraen con un mañana que no llega), la derecha política, Santa Cruz de la Sierra (recomiendo ver el video de Arce Zaconeta, aplaudiendo en Buenos Aires, a un compatriota que lo aseguró y luego publicó a nombre de su ministerio) y, por supuesto, ‘los gringos’.


¡Cartón lleno! Tienen todo lo que necesitan para abrir la candidatura: un Poder Judicial adepto, es un hecho que cuentan con que este les dará la razón con el ‘recurso abstracto de inconstitucionalidad de la Constitución, de otra manera, al menos tuvieran la vergüenza o la decencia de hablar de una ‘esperanzada espera’; un Poder Electoral que en caso de que el Tribunal Constitucional decida ‘dejar al que llega la tarea de violar la CPE’ (se sabe que solo uno estaría por emitir un fallo) se hace el que no ve, no oye ni escucha sobre las prohibidas campañas de los candidatos judiciales elegidos ya por el Congreso, en espera de que los incautos que aún no decidieron votar nulo, les arrimen alguno que otro voto como ratificación de lo actuado por el partido de Gobierno. Ahí no hay elección, hay voto de aceptación, simplemente.


Para la eventualidad de que alguna cosa salga mal en el TCP, tienen la mayoría del Poder Legislativo para gestionar una Asamblea Constituyente de apuro, como ya aceptó Gringo Gonzales, para ver si ahí, con la conjunción del dinero del Poder Ejecutivo y las acciones de los antes citados, logran armar una mayoría Constituyente que permita que Morales sea candidato ininterrumpido por el tiempo que él decida. Por último, está la posibilidad de la única fórmula legalmente posible, pero la más temida: un referéndum donde Morales debiera enfrentarse a él mismo y ya sabemos que Morales, sin candidato al frente, pierde. De manera que, dentro de lo institucional, esa única opción legal y posible, es la última opción que les queda. La otra, es la de generar un escenario de tirantez, que, está claro, se viene dibujando desde comienzos de semana, ‘ubicando enemigos’ para ponerlos en el escenario político de la polarización de la que no se sabe qué puede salir; un escenario al que, si se respetara la ley y la institucionalidad democráticas no debiéramos llegar, porque nos llevaría a la polarización y la violencia y, además ni estamos en campaña ni el Tribunal Constitucional se ha pronunciado aún sobre lo demandado por el oficialismo (cualquier decisión de fondo sería ilegal e inconstitucional). 


Es curioso que el Gobierno esté haciendo lo que hace si hace menos de un mes salieron corriendo a explicar a la OEA sobre los alcances de la demanda. Cualquier cosa que les sirva para dar imagen de legalidad… aunque en los hechos, quedó claro que simplemente querían dar buena impresión. ¿No lo lograron? No importa, volvieron por sus fueros: la permanencia de Morales hasta que se pueda.


No perdamos de vista tampoco que la necesidad imperiosa del Gobierno es escapar a la muy mala imagen que tiene instalada en la opinión pública. La corrupción lo viene golpeando sin piedad; el tema del Banco Unión es infinitamente más grande de lo que se ve; la relación del espacio narco con importantes esferas de poder y su instalación y empoderamiento en la sociedad es un hecho (como en los 80, en Beni, dijo un parlamentario de ese departamento) y la falta de claridad e iniciativas frente al futuro económico, lo ponen en la necesidad de precipitar lo político embarrando el panorama. Ese espacio lo conocen bien y, hay que reconocerlo, han salido victoriosos. Supongo que ahí radica la necesidad de volver a andar lo recorrido, al riesgo que sea.


El tiempo dirá… (oposición no hay)

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