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8 de noviembre de 2017, 4:00 AM
8 de noviembre de 2017, 4:00 AM

Se han cumplido 100 años de la Revolución Soviética -también llamada  Revolución Bolchevique- que impuso en Rusia un régimen comunista bajo el liderazgo de Vladímir Ilich Ulianov, alias Lenin, y que  ha perdurado hasta la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas, en diciembre de 1991.

En el Manifiesto Comunista de 1848 se afirmó: “Los obreros no tienen patria”, y  “En la actual sociedad moderna el proletariado es la única clase social cuya emancipación significará la emancipación de toda la humanidad mediante la revolución comunista, la abolición de la propiedad burguesa, las clases sociales y el Estado”. Sin embargo, en la Rusia soviética se impuso un nacionalismo expansionista con el afán de construir la Gran Patria Universal Socialista, claro está, con un eje centralizador: Moscú. 

La aspiración de dominar el mundo ‘contra natura’ en la URSS tomó la forma  de la usurpación territorial. Uno de los primeros intentos fue la fallida invasión soviética de Finlandia (1939), que se basó en la firma del Tratado germano—soviético de no agresión de 1938, que en sus cláusulas secretas establecía el plan de repartirse Polonia, dejando a Finlandia como área de influencia soviética.

Al término de la II Guerra Mundial, el Kremlin se empeñó no solo en anexar territorios —como los de Polonia— sino en cuidar que en los países fronterizos ocupados por el Ejército Rojo se entronicen regímenes comunistas. Luego vendría el apoyo soviético, entre otros, a los llamados movimientos de liberación nacional, a la revolución castrista, a las guerrillas en diferentes regiones, etc. Pero al final, el desastre de esa política fue la intervención del Ejército Rojo en Afganistán. Se dice que esto precipitó la disolución de la URSS, que ya ahogaba en sus  problemas económicos y por el agotamiento del sistema.

Pasada la disolución de la URSS, la corriente populista que surgió del Foro de San Pablo intentó con otros métodos, repetir la historia con Cuba como metrópolis y Venezuela como financiadora del nuevo intento. que afortunadamente ya no tiene futuro.

En el reciente Foro Un siglo para juzgar, organizado por el Instituto de Ciencia, Economía, Educación y Salud (ICEES), se trató desde distintas perspectivas la Revolución Bolchevique con una notable sucesión de análisis e interpretaciones de lo que, afortunadamente, ya ha pasado a la historia como una malísima experiencia.

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