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12 de abril de 2018, 6:40 AM
12 de abril de 2018, 6:40 AM

Santa Cruz tiene más estudiantes que La Paz y Cochabamba, pero proporcionalmente menos maestros. También se sabe que tiene menos policías que la ciudad sede de Gobierno, pero más población. En los hospitales es posible que también haya más pacientes que en otras ciudades, pero proporcionalmente menos médicos y enfermeras. Este desequilibrio, que resulta claramente una injusticia, se conoce desde hace tiempo y no alcanzan algunas decisiones para corregir la histórica brecha. En consecuencia, es el ciudadano quien por su propia cuenta ha buscado con impacto en su bolsillo afrontar el déficit, ya que el centralismo generalmente se desentendió del problema. Mientras tanto, se conoce que en algunas zonas del país hay aulas con poquísimos estudiantes, por el decrecimiento poblacional. Es cierto que no se puede corregir por arte de magia el desequilibrio, pero es insostenible permitir que cada año crezca. Mínimamente se debe decidir una redistribución de los recursos humanos, más aún si son tan limitados.

La mala noticia de la tensión entre EEUU y Rusia y de la confrontación en Siria paradójicamente nos trajo a los bolivianos la buena noticia de la elevación del precio del petróleo a niveles de 2014. La secuela de la beligerancia mundial traerá por ahora mejores ingresos por el gas. Un alivio, pero a un costo que nadie quiere: la violencia en el planeta. Por lo tanto, mejor es procurar disminuir en el tiempo nuestra ultradependencia gasífera.

Ni la cuenta de Zuckerberg está segura en Facebook. Los datos del creador de la red social también fueron manipulados por Cambridge Analytica. A partir de este megaescándalo nada será como antes en internet, donde parecen inminentes futuras acciones regulatorias. 

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