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27 de noviembre de 2018, 4:00 AM
27 de noviembre de 2018, 4:00 AM

Qué terrible ha sido iniciar una vez más una semana con un cerco de transportistas que encontraron así el camino para causar más daño a la población de Santa Cruz y para que el temor de las autoridades haga mantener el desorden y la informalidad que los favorece desde hace años. Intentar ahogar con bloqueos a la gente que no tiene nada que ver con sus demandas se ha hecho una costumbre tolerada por la Policía, que muchas veces mira de palco y solo actúa cuando el malestar ciudadano crece. Ayer fueron más efectivos en el desbloqueo un grupo de viajeros que se identificó como hinchas de Blooming y que se enfrentó a los choferes que cerraron las vías troncales. No es la salida dejar que los civiles choquen violentamente entre sí. Al contrario, es el riesgo que los organismos de seguridad deben siempre evitar.

A propósito de la informalidad, mientras las autoridades municipales ocupan gran parte de su atención en ordenar a los ambulantes de La Ramada, Los Pozos y el Abasto, en las aceras cercanas a la plaza 24 de Septiembre se hace cada vez más difícil la circulación de los peatones porque los vendedores de chucherías tomaron con sus mantas los espacios públicos y dan así una pésima imagen del corazón de la ciudad.

Las mafias del narcotráfico están mejor organizadas que las autoridades de Bolivia y de Chile, según lo evidencia el valioso reportaje de investigación de EL DEBER y dos medios chilenos sobre mujeres bolivianas detenidas por tráfico de drogas. Se unen los delincuentes, se unen los periodistas de ambos países para hacer periodismo de calidad, pero no se pueden unir plenamente las instituciones de las dos naciones para combatir a las mafias internacionales.

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