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10 de enero de 2019, 4:00 AM
10 de enero de 2019, 4:00 AM

Maduro abre hoy otro periodo del controvertido proceso político del “chavismo.”, de una duración que bordea ya los 20 años, con secuelas graves para la democracia y la economía venezolana. Diversas maniobras le han permitido al presidente mantenerse en el poder, a pesar del desastre de su gestión que ha generado una penosa diáspora. No se sabe aún cuánto puede durar ni cómo puede terminar su gobierno, considerado “ilegítimo” por la iglesia y al que la comunidad internacional, como el Grupo de Lima, califica de “usurpador”. El régimen no solo se fue aislando de gran parte de la comunidad internacional, que lo rechaza, sino que amenaza con respuestas a los enemigos. El contexto cada vez le es más adverso, pero el mandatario se aferra al poder. Entretanto, conserva la lealtad de los incondicionales gobiernos amigos de Bolivia, Nicaragua, Cuba y Turquía. En el caso boliviano, Evo Morales estará en la posesión y es evidente que allí se mueve como pez en el agua, ya que incluso recibirá el título de honoris causa de diez universidades.

Por las razones que sean, la mayoría de las instalaciones del Segip están abarrotadas estos días de personas. La habilitación de nuevos espacios no ha resuelto el problema de las colas, que provocan pérdida de tiempo y que benefician a los tramitadores que viven del desorden. La pérdida de tiempo no es una dificultad menor por sus consecuencias en la productividad.

La ley 269, que obliga a los funcionarios públicos a hablar un idioma nativo, se ha convertido en un dolor de cabeza incluso para las autoridades de Gobierno. El vicepresidente estuvo estos días en dificultades e incluso el ministro de Educación reconoció que debe estudiar. La norma parece haber resultado otro “saludo a la bandera”.

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