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6 de diciembre de 2018, 4:00 AM
6 de diciembre de 2018, 4:00 AM

El paro cívico nacional de hoy es el mejor termómetro del humor social y del curso que tomarán las protestas contra la decisión del TSE de consolidar el binomio del MAS, pese a su derrota en el referéndum del 21-F. La bronca ciudadana se puede volcar a las calles ahora con más fuerza de la prevista, ya que se conoció con antelación la definición contraria a la demanda de respeto al voto. ¿Será la manifestación de protesta más contundente y dura que la esperada? Muy probablemente, según el pronóstico de los cívicos y del estado del humor ciudadano en los medios y en las redes sociales, que se encendió la noche de la polémica comunicación oficial de los vocales.

Después del paro los cívicos se reunirán de inmediato para analizar nuevas medidas. Hay marchas, vigilias y también piquetes de huelga de hambre con algunos candidatos a las primarias. Se barajan paros escalonados hasta llegar a uno indefinido, si no se anula la resolución del Tribunal Supremo Electoral. Ninguna de las movilizaciones y advertencias parecen conmover al Gobierno, en su avance sin freno hacia la búsqueda de otra reelección de Evo Morales. La pulseada puede ser muy larga y con secuelas terribles si se apuesta por la intransigencia y por decisiones suicidas.

Dos de los seis vocales electorales votaron en contra de la habilitación de Evo Morales y Álvaro García Linera. Salvaron parte de su responsabilidad histórica, pero aún no se han ganado la confianza absoluta de los ciudadanos, algunos de los que les reclaman por haber hecho cuórum. Otros los cuestionan por denunciar presiones políticas solo después y no antes de la resolución que sella la habilitación del binomio del MAS.

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