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15 de julio de 2018, 4:00 AM
15 de julio de 2018, 4:00 AM

Con una inédita final entre Francia y Croacia cae hoy el telón de la Copa del Mundo impecablemente organizada por los rusos, que colocaron alto el listón para los cataríes anfitriones en 2022. La expectativa global se centrará sobre el duelo entre los impetuosos y elegantes ‘bleus’ y los corajudos y talentosos balcánicos. Unos y otros arribaron a la decisiva instancia en Moscú por méritos propios, mostrando las fortalezas de su estilo y el bagaje de sus individualidades. En un encuentro imperdible Francia va por su segunda estrella, Croacia por seguir haciendo historia. Ojalá que la máxima cita del fútbol mundial tenga, a tono, un gran cierre.

Bajo la presidencia pro témpore de Bolivia, empeñada en su rescate, Unasur sigue en estado comatoso por haber centrado su accionar en cuestiones políticas y por la crisis financiera, debido a que sus asociados más grandes dejaron de pagar sus aportes tras dar un portazo. La deuda, desde 2014, supera los $us 20 millones. Ecuador planea convertir en un museo o en una universidad indígena la sede del ente en Quito y que le costó $us 43,5 millones. A su vez Bolivia, a quien probablemente le toque apagar la luz, debe definir qué hará con el edificio construido para Unasur en San Benito, Cochabamba, por $us 65 millones, una costosa obra que ni siquiera pudo ser estrenada por el bloque regional.

El medioambiente, hecho ‘bolsa’. Según la Liga de Defensa del Medioambiente, en Bolivia se consume a diario 1,3 millones de bolsas plásticas y al año la cantidad asciende a cerca de 500 millones. Las bolsas tardan un segundo en producirse, veinte minutos en utilizarse y 150 años o muchos más en desintegrarse. Los suelos, las aguas y la salud de los animales sufren los efectos contaminantes del plástico. Es urgente una ley que prohíba el uso de las bolsas plásticas para proteger nuestro tan maltratado hábitat.

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