Opinión

... Cara a cara

El Deber logo
16 de marzo de 2018, 4:00 AM
16 de marzo de 2018, 4:00 AM
Lo peor que puede
pasar ahora es que los políticos usen el video en el que se ve la agresión racista de una mujer a otra en un micro. El ataque discriminatorio es absolutamente condenable de quien venga. Sin embargo, la grabación que se viralizó muestra claramente la acción individual de una ciudadana que no representa el sentimiento ni la posición de algún partido político y, menos aún, la de una de las regiones de Bolivia más abierta a los migrantes como es Santa Cruz. El racismo y el regionalismo son males que desafortunadamente están “distribuidos democráticamente” en varias ciudades, decía un destacado catedrático de La Paz, cada vez que se quería malintencionadamente estereotipar como regionalistas solo a los cruceños. Y es muy posible que esté también “democráticamente distribuida” entre oficialistas y opositores. Más allá de los avances en la legislación y de los recientes progresos en inclusión social, el racismo sigue latente en el país y sus demonios afloran en situaciones como la última, donde se ha dicho de todo en las redes sociales. En vez de meter más leña al fuego y azuzar el rencor, los políticos deberían dejar el caso a los tribunales y, en cambio, animar a los ciudadanos a que aprovechemos nuestra diversidad cultural y racial como una ventaja para potenciarnos como comunidad, en vez de enfrentarnos.   

 

El Plan Tres Mil celebra
el fin de semana sus 35 años y tiene ya el tamaño de algunas ciudades del país. Vida propia, problemas específicos, retos concretos, economía emergente y una identidad que recoge una  interesante integración cultural. Ganaría mucho si contara con autoridades que gestionen de cerca su realidad  y no desde 20 o 1.000 kilómetros. 
Tags