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23 de enero de 2018, 4:00 AM
23 de enero de 2018, 4:00 AM
Por primera vez en años,
el mensaje presidencial se dio, no en un marco exclusivo de euforia oficialista, sino en un clima de protestas callejeras ciudadanas y pacíficas en ciudades como Santa Cruz, La Paz, Sucre, Tarija, Oruro y Potosí. El anuncio de la abrogación del cuestionado Código Penal no desactivó las movilizaciones que se realizan desde hace casi dos meses ni se desactivarán hasta que Evo Morales retroceda con su candidatura, según adelantaron las organizaciones cívicas-ciudadanas. La gente que sale a las calles, avenidas y plazas prácticamente todos los días no está dispuesta a dar marcha atrás, ni siquiera sabiendo que al frente tiene una fuerza que la buscará frenar y que recurre a viejas etiquetas para descalificarla y estigmatizarla. 

 

El 82% de la riqueza
generada el año pasado en el planeta quedó en manos del 1 por ciento de los multimillonarios, según la oenegé Oxfam, a pocas horas del inicio del Foro Económico Mundial. El alarmante dato confirma el fracaso del modelo global para atender en mejores condiciones las necesidades de todos los humanos. Hay éxitos en la generación de recursos, pero se fracasa en la distribución y se ahonda la desigualdad. Hace unos días un catedrático austriaco hizo la llamativa propuesta de sustituir el Producto Interno Bruto como unidad de medida de la riqueza por el indicador Balance del Bien Común, que prima valores. Interesante para debatirlo.

  

¿Qué pasa en Perú
que todos los presidentes acaban presos?, preguntó el papa, a propósito de uno de los males comunes de América Latina como es la corrupción. Según Francisco, “la política está enferma”. Y sí, salvo excepciones, tiene razón. 
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