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3 de enero de 2018, 4:00 AM
3 de enero de 2018, 4:00 AM
Otra vez, la naturaleza
nos da un sacudón para mostrar cuáles son las obras fundamentales que requieren el departamento y la ciudad más poblados del país. Tuvimos una lluvia extraordinaria y sus efectos fueron muy graves. Más barrios inundados, crecidas peligrosas de los ríos, varias vías destrozadas por la fuerza de la corriente, muchísimos vehículos inoperables por quedar bajo el agua, aparte de ausentismo en los trabajos porque la gente, pese a que lo intentó, no pudo salir de sus viviendas anegadas. No puede ser que tengamos que seguir lamentando estas consecuencias, en lugar de generar una planificación de largo plazo que no se limite a los parches, que genere coordinación entre el sector público y privado y que mire más allá del circunstancial presente. 

 

Las jornadas de diálogo
entre el Gobierno y los médicos apenas son el inicio de un proceso de largo aliento, que no debe darse por cerrado con la atención a las demandas coyunturales. El sistema de salud de Bolivia está en crisis, que nuestros indicadores de mortalidad, así como de médicos y camas por habitante están entre los peores de la región. El Gobierno tiene la oportunidad de abrir el tema y hacer historia mejorando sustancialmente la atención sanitaria en Bolivia.

 

Hoy asumen los nuevos magistrados
elegidos por el voto de menos del 40% de los electores en los comicios del 3 de diciembre. Jurarán cambiar la justicia, pero si esa intención no está acompañada de reformas legales, de presupuesto y de una revolución ética en el sector, tendremos un panorama parecido al que hoy nos espanta y nos enfurece. No hay muchas razones para el optimismo.
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