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12 de diciembre de 2017, 4:00 AM
12 de diciembre de 2017, 4:00 AM
Guabirá clasificó
a un torneo internacional después de 22 años. Por primera vez la Caldera de Montero será escenario de un partido de Copa. Esto es prácticamente una hazaña para un club de presupuesto modesto y para una capital de provincia que vibra como ninguna otra con los logros de su equipo.  Gran mérito del entrenador ‘Tucho’ Antelo, que nunca se dio por vencido frente a las adversidades y las limitaciones de su mayoritariamente juvenil plantel. Gran trabajo de los jugadores y de la dirigencia. Se extrañó más apoyo del público, pero sobre todo de las empresas norteñas. De las autoridades de la región, casi nada, como otras veces. Guabirá ha cumplido. Ahora les toca cumplir a los que escatiman respaldo. El primer desafío es para la Gobernación, que debe trabajar para ofrecer un estadio aceptable a una competencia internacional. O sea, al menos con césped, iluminación y camarines decentes. Quedan meses para ponerse manos a la obra.

 

Bolívar se acostumbró a
celebrar campeonatos. Ganó su título liguero 22 y el segundo de un 2017 celeste. El club paceño sustenta sus éxitos en la solidez institucional, lo que es una de las mayores debilidades de casi todos sus rivales, a los que no les alcanzan las buenas intenciones para cambiar esta historia de hegemonía académica.

 

No es correcto
decir que algún político mueve el conflicto de los médicos, quienes tienen razón cuando afirman que nunca atienden a un paciente con intención de matarlo y que tienen derecho a trabajar en el sector privado. Sin embargo, hay que vigilar las tarifas de los consultorios y exigir sanciones cuando ocurren negligencias comprobadas que matan. 

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