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5 de diciembre de 2017, 7:08 AM
5 de diciembre de 2017, 7:08 AM
Una vez abierto el camino de la reelección
 indefinida de Evo Morales, el siguiente paso parece ser el blindaje de su imagen a toda costa. Cuatro asambleístas del MAS proponen un proyecto de ley “de información responsable”, en el que se generaliza al periodismo como teñido de “corrupción, manipulación, escándalos mediáticos, especulación, desinformación, sensacionalismo, parcialidad con las fuentes, periodistas que saltan a la política, el negocio de la información como prioritario en frente de la responsabilidad y el servicio social”, según reza el planteamiento presentado a la Asamblea Legislativa. Pretenden hacer responsables civil o penalmente a los ejecutivos de los medios, desconociendo los tribunales de imprenta y los preceptos de la Constitución que ya establecen mecanismos de regulación. Cuando el poder quiere debatir sobre el rol de los medios, la intención suele ser de censura más que de construcción. Hay que estar alertas y reiterar que si la libertad de prensa se pone en riesgo, el peligro es atentar contra el derecho humano que tienen los ciudadanos para acceder a la información libre, sin control de parte del poder y sin autocensura.

 

Emociona ver el compromiso joven
con la democracia. El domingo, los recintos estaban llenos de nuevos electores que se mezclaban con gente adulta y ancianos que llegaban con esfuerzo para expresar su sentir con el voto. El triunfo del nulo lleva implícito un clamor, la urgente necesidad de renovación de la práctica política tradicional, tanto para el oficialismo como para la oposición partidaria. Si no se sabe interpretar bien, el peligro es que la práctica política ‘tradicional’ quede desfasada y desechada por un nuevo tiempo y sus protagonistas.

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