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30 de noviembre de 2017, 4:00 AM
30 de noviembre de 2017, 4:00 AM
“Creo que tendré que devolverle el Cóndor de los Andes a Evo”.
La expresión del influyente sacerdote Xabier Albó refleja la decepción de algunas personalidades que manifestaron antes su simpatía hacia el presidente y que ahora están golpeadas por el fallo que le da la oportunidad de buscar de por vida la reelección. Albó le había aconsejado antes al jefe de Estado descansar una gestión y volver luego, pero ahora está nítidamente frustrado por no haber sido escuchado, a tal punto de pensar en devolver la máxima distinción del Estado.

 

Otro entusiasmado con la reelección
es el presidente venezolano Nicolás Maduro, quien volvería a postular el próximo año, según su vicepresidente.  A diferencia de lo ocurrido con Morales, está habilitado constitucionalmente para hacerlo, sin referéndum previo ni consultas a tribunales. Con las cartas sobre la mesa, la oposición en ese país está obligada a reinventarse para representar a los que no quieren más a Maduro en el poder, que, por cierto, son muchos venezolanos.

 

La “carita feliz” llega a las urnas.
Por si le faltaba más confusión a las elecciones judiciales, un vocal paceño aseguró a inicios de semana que el uso de uno de los más conocidos emoticones en las papeletas será reconocido como voto válido. La posición de la autoridad electoral alimenta un innecesario enredo, justo en un proceso marcado por la disputa de quienes llaman a sufragar nulo o los que piden votar por alguien. No hay que inventar nada a estas alturas. Nulo es nulo y válido es válido. La gente sabe lo que significa una cruz dentro o fuera de una casilla. 
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