El mandatario brasileño se reunió con el secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, al que le ratificó la alianza estratégica con Washington. Caracas alerta que se inicia una escala de intervención

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3 de enero de 2019, 12:00 PM
3 de enero de 2019, 12:00 PM

Con la mira puesta en los “bolivarianos”, Venezuela, Nicaragua y Cuba (no mencionaron a Bolivia), el Gobierno de Jair Bolsonaro puso en marcha ayer un gobierno ultra conservador con una fuerte alianza con Estados Unidos y bajo la promesa de caminar junto a Argentina y Colombia.

Bolsonaro puso manos a la obra para implementar su programa conservador y de realineamiento con Estados Unidos de Donald Trump, en una alianza de dos de los principales exponentes de la ola nacional-populista mundial.

“Ha habido una larga tradición en Brasil de elegir presidentes que por alguna razón eran enemigos” de Estados Unidos, dijo Bolsonaro a periodistas estadounidenses tras reunirse con el secretario de estado Mike Pompeo.

“Ahora es todo lo contrario, somos amigos”, celebró.

Previamente, el nuevo canciller, Ernesto Araújo, explicó tras reunirse con Pompeo, que las dos mayores economías del hemisferio trabajan “por un orden internacional diferente”. Y explicó que Brasil “se está realineando consigo mismo, con sus propios ideales”, rompiendo con décadas de búsqueda de equidistancia de las grandes potencias y de refuerzo de las relaciones Sur-Sur.

Bolivarianos en la mira

El secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo, y el flamante canciller de Brasil, Ernesto Araújo, tuvieron un primer encuentro bilateral durante la mañana de ayer. Y esa charla giró esencialmente en torno a tres países: Venezuela, Nicaragua y Cuba.

Son los tres temas regionales que obsesionan a la administración Trump. “Al venir a Brasil pude ser testigo de una transición pacífica del poder”, declaró el funcionario norteamericano.

“Son los de Venezuela, Cuba y Nicaragua. Vamos a trabajar contra esos gobiernos autoritarios”, sentenció Pompeo finalmente. “En cuanto al tipo de operaciones, lo que existe es un entendimiento común de trabajar con socios que comparten lo que pensamos. Es importante que las personas tengan oportunidades reales, recíprocas y transparentes”.

Antes de la llegada de Pompeo, en representación de Donald Trump, había hecho una escala en Río de Janeiro John Bolton, quien se encontró con Jair Bolsonaro cuando todavía el político era presidente electo.

En esa ocasión se refirió a los países del Caribe como “la troica de la tiranía”. En cuanto a Pompeo, este recordó que Estados Unidos mantiene con Brasil un foro permanente que será utilizado, en gran medida, para trabajar en común contra la tríada “del mal”.

“Vamos a usar ese foro para, por un lado, crear oportunidades para los dos países. Pero al mismo tiempo, actuaremos contra los gobiernos llamados bolivarianos”.

A diferencia de la administración norteamericana demócrata, de Barack Obama, el presidente Trump prefirió volver a la confrontación con la isla que hizo su revolución en 1959 y se declaró comunista en 1962.

Para Pompeo, el sistema político cubano fue un fracaso. Y dijo que en el caso de Venezuela, lo que se desea es “que haya democracia para el pueblo venezolano”.

Venezuela rechaza

El Gobierno de Venezuela acusó a Mike Pompeo de impulsar una escalada de agresiones para derrocarlo junto con países de la región donde está de visita.

En una nueva andanada contra el gobierno estadounidense de Donald Trump, Caracas tildó de “intervencionista” la presencia de Pompeo, quien el jueves se reunirá con el presidente colombiano, Iván Duque, en Cartagena, tras asistir el martes a la posesión del mandatario brasileño, Jair Bolsonaro.

El gobierno de Nicolás Maduro señaló que, “en otra de sus erráticas actuaciones”, el jefe de la diplomacia estadounidense “ha venido a América Latina a emitir órdenes directas a los gobiernos subordinados a Washington”.

El propósito es que esos países “escalen sus agresiones contra el pueblo de Venezuela en su obsesivo propósito de procurar un cambio de régimen por la fuerza”, añadió la cancillería en un comunicado.

Para el gobierno de Maduro, la “intromisión” de la Casa Blanca en sus asuntos internos viene acompañada de “chantajes y presiones a países de la región”, en abierto desconocimiento del derecho internacional.

En el marco de la investidura de Bolsonaro, Pompeo se entrevistó con el canciller peruano, Néstor Popolizio, con quien acordó “incrementar la presión” sobre Maduro para restaurar la “democracia y la prosperidad” en Venezuela.

Las tensiones de Maduro con Estados Unidos y sus vecinos aumentaron ante el desconocimiento de su nuevo mandato, que comenzará el próximo 10 de enero tras ser reelegido en mayo de 2018 en unos comicios tildados de “fraudulentos” por la oposición.

El gobernante venezolano asegura que Washington puso en marcha un plan para derrocarlo o asesinarlo con apoyo de Colombia y Brasil, que consistiría en generar incidentes armados en las fronteras con esos países para justificar una intervención militar.

Trump, que ha impuesto sanciones financieras a Caracas, sostiene que todas las opciones están sobre la mesa, “las fuertes y las menos fuertes”, para poner fin a la “dictadura” de Maduro y restituir la democracia en el otrora rico país petrolero.

A raíz de la debacle económica de Venezuela, al menos 2,3 millones de personas han emigrado desde 2015, según la ONU.

Junto a Argentina y Colombia

Bolsonaro, que asumió la víspera como nuevo presidente brasileño, afirmó en mensajes en Twitter que envió a sus homólogos argentino, Mauricio Macri, y colombiano, Iván Duque, que Brasil caminará junto con Argentina y Colombia.

Los mensajes, escritos en español, fueron respuesta a los que mandatarios de los países vecinos, ausentes la víspera en la ceremonia de investidura de Bolsonaro y que lideran gobiernos de derecha en sus países, enviaron para felicitar al nuevo presidente de Brasil.

“Presidente Duque, Brasil camina junto a Colombia. Muchas gracias por la consideración”, afirmó el líder en su mensaje a Duque, quien la víspera había dicho que esperaba que ambos países “trabajaran activamente por la región promoviendo valores democráticos, así como en el fortalecimiento de las relaciones políticas, económicas y culturales entre los dos países”.

En su mensaje de agradecimiento a Macri, Bolsonaro aseguró que, “sin duda, Brasil y Argentina van a caminar juntos en direcciones diferentes a las pasadas por los últimos gobiernos”.

HACENDADA DEMARCARÁ TERRITORIOS INDÍGENAS
La nueva ministra de Agricultura de Brasil, Tereza Cristina Correa, una hacendada que coordinaba la bancada de los propietarios rurales en el Congreso, será la encargada de delimitar nuevas reservas indígenas, según uno de los primeros decretos firmados por Jair Bolsonaro. El decreto determina que el Ministerio de Agricultura será el responsable por identificar, delimitar y crear nuevas reservas indígenas. La norma forma parte de una serie de medidas con las que Bolsonaro reestructuró la administración pública y su gabinete. La delimitación de las reservas indígenas en Brasil era hasta ahora una responsabilidad de la Fundación Nacional del Indio (Funai), entidad responsable por las políticas indígenas. El mismo decreto de Bolsonaro determina que pasarán a estar vinculadas al Ministerio de Agricultura tanto el Instituto Nacional de Colonización y Reforma Agraria (INCRA) como la entidad responsable por regularizar las reservas indígenas.

SERGIO MORO LANZA CRUZADA CONTRA LA CORRUPCIÓN Y LA VIOLENCIA EN BRASIL CON UNA BATERÍA DE LEYES
El nuevo ministro de Justicia de Brasil, Sérgio Moro, puso en marcha una cruzada anticorrupción, la misma que inició como juez de la Operación Lava Jato y que llevó a la cárcel a decenas de políticos y empresarios de primer plano. El combate contra la corrupción, contra el crimen organizado y contra los crímenes violentos son las tres prioridades de su agenda, dijo el exmagistrado de Curitiba al asumir el cargo. “No se combate la corrupción solamente con investigaciones y condenas eficaces”, afirmó, al explicar por qué aceptó ser parte del gobierno de Jair Bolsonaro. “Se necesitan políticas más generales contra la corrupción, como leyes que hagan más eficaz el sistema judicial y leyes que disminuyan los incentivos y oportunidades de la corrupción.

Un juez en Curitiba poco puede hacer respecto a esas políticas generales, pero en el Gobierno Federal la historia puede ser diferente”, declaró. Moro estuvo al frente de los casos más sonados de la operación lava Jato, que a partir de 2014 puso al descubierto una gigantesca red de sobornos pagados por grandes constructoras a políticos de prácticamente todos los partidos para obtener contratos en la petrolera estatal Petrobras. El ahora exmagistrado, de 46 años, tuvo en sus manos el expediente del expresidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva (2003-2010), que purga desde abril una pena de 12 años y un mes de cárcel por corrupción pasiva y lavado de dinero. En su discurso, dijo que abogaría por mantener la regla del encarcelamiento de un condenado después de una sentencia de segunda instancia. El asunto debe ser debatido en abril por la Corte Suprema y, en caso de reversión de la norma, Lula podría ser liberado. Moro dijo además que pretende intensificar el combate contra el crimen organizado.

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