La Policía gasificó a miles de manifestantes que marcharon contra la ley de pensiones que el Gobierno busca aprobar para reducir el gasto público. El presidente Mauricio Macri condenó los hechos de violencia de ayer

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15 de diciembre de 2017, 4:00 AM
15 de diciembre de 2017, 4:00 AM

Tras violenta represión y graves disturbios durante una marcha de las centrales obreras, el Congreso argentino suspendió una sesión en la que debía tratar una polémica reforma de pensiones.

Los incidentes se registraron cuando miles de manifestantes confluyeron ante las puertas de la Cámara de Diputados para pedir a los legisladores rechazar la medida impulsada por el presidente, Mauricio Macri.

El Gobierno necesita reducir el fuerte déficit fiscal de 4,2% este año, e incluyó en las sesiones extraordinarias de diciembre esta reforma con la que espera ahorrar unos 100.000 millones de pesos (unos 5.600 millones de dólares).

 La oposición afirma que con la medida se reducirá el porcentaje de aumento que reciben unos 17 millones de jubilados y pensionados.
 La sesión debía celebrarse la próxima semana para que las comisiones parlamentarias pudieran analizar el tema, pero el oficialismo forzó el miércoles un mecanismo para acelerar el debate y llevarlo este jueves a la Cámara de Diputados, lo que generó la reacción de los sindicatos.
 La decisión sacó a las calles de la capital a miles de personas en señal de protesta.  

En Argentina, el sistema jubilatorio es un sistema solidario y estatal que garantiza a quienes aportan durante 30 años un 80% de los ingresos que recibían cuando eran trabajadores activos, con topes para los sueldos más elevados.

 Las jubilaciones parten de un piso de unos 7.246 pesos (unos 400 dólares) en un país que registró una inflación superior al 20% en los últimos diez años.

Piedras y barricadas 
Un comando de fuerzas de policía militarizada acordonó el Congreso con vallas metálicas desde la madrugada.  

Cuando miles de manifestantes intentaron llegar al Parlamento se produjeron refriegas reprimidas con gases lacrimógenos, camiones lanzaagua y profusos disparos de balas de goma que provocaron decenas de heridos, según imágenes de televisión.

Los protestantes arrojaban piedras y quemaban barricadas de basura.  Policías motorizados persiguieron e hicieron retroceder a manifestantes en las calles adyacentes al Congreso.

Dos diputados opositores fueron heridos cuando ingresaban al Congreso y debieron ser asistidos en la enfermería del palacio.

Dentro de la Cámara de Diputados, los legisladores opositores reclamaron a gritos suspender la sesión porque "no había condiciones" para llevarla adelante y denunciaron que el oficialismo había iniciado el debate sin cuórum.

Con el telón de fondo de los disparos policiales, la diputada oficialista Elisa Carrió también pidió la suspensión porque "no se puede sesionar con esta violencia".