En medio de las discusión en Argentina sobre legalizar o no el aborto, el cantautor español habló con la prensa de ese país. Lee parte de la entrevista

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1 de marzo de 2018, 14:12 PM
1 de marzo de 2018, 14:12 PM

Joan Manuel Serrat (74) es uno de los músicos extranjeros que goza de la admiración del público argentino, que creció con su música y acompañó con sus letras la vida.

De visita en Buenos Aires, donde fue ovacionado en el Teatro Colón, habló con los medios de ese país y tocó un tema sensible en la agenda política: la legalización del aborto.

Mira algunos fragmentos de la entrevista que le hizo el portal Infobae:

¿Imaginabas este mundo hace 52 años, cuando empezaste a cantar profesionalmente?

—No, no me lo imaginé nunca. Yo he vivido siempre de mi oficio. (Y con) mi vida, no diría muy al día, pero sí sabiendo que todo es relativo, que todo es aproximado y que todo es provisional. He vivido tratando de sobreponerme a lo efímero de todo, viviendo sin hacer grandes proyectos, pero que cada cosa que hiciera formara parte de un todo, como una pieza de un rompecabezas, que se apoyaran unas cosas en otras.

¿Cómo se hace para manifestarse, para opinar públicamente como siempre has hecho, y no ser utilizado políticamente?

—Esto es imposible, es imposible… La utilización es un riesgo en el cual estás metido. Uno está siempre expuesto y siempre hay gente dispuesta a manipular, a utilizar. Por eso uno ha de tratar de equivocarse lo menos posible, a pesar de que uno se equivoca bastante.

Pero así y todo nunca dejaste de poner la voz y el cuerpo a las causas o las ideas con las que acordás.

—Lo he puesto siempre a las mías: son mis ideas. Coinciden con las de otro, o no. Y se producen afecciones y desafecciones en ese sentido. Pero uno ha de estar preparado a estas cosas.

Fuiste exiliado. ¿Cómo fuiste recibido en Latinoamérica?

—Muy bien, pero yo fui un exiliado de alto standing. Primero, porque era un universitario. Segundo, tenía un oficio con el que podía vivir. Tercero, me encontré con unos países de adopción que jamás pusieron en duda mi derecho a estar vivo, a trabajar o a sentirme integrado en estos sitios.

¿Cómo ves a esta Latinoamérica?

—Es un tiempo muy cíclico en todo. Incluso lugares histórica y culturalmente consolidados, con siglos de tradiciones y de cultura; pues incluso ahí están pasando situaciones muy inseguras. Bueno, América es una tierra joven en la que todavía estas cosas se manifiestan más y los ciclos son más cortos. Pero hay que aprender de la historia, hay que aprender a leerla y hay que aprender a integrarse en lo que se nos plantea constantemente. Yo la veo siempre con curiosidad: creo que la vida es dinámica y que en la vida pasan cosas. La vida es una combustión y estamos ahí para no verlo nunca con mirada de costumbre.

Hoy, en muchos lugares hay movimientos vinculados a las mujeres, la pelea por nuestros derechos y el feminismo. ¿Qué opinas del tema?

—Que es bueno que haya gente inteligente. El camino a recorrer en este sentido todavía es largo… Hace ya 100 años que la mujer adquirió el derecho a votar; son cuatro días, hace dos minutos. Y hay lugares en los que todavía no lo tiene. El camino todavía es muy largo, la desigualdad es notoria, los sueldos siguen siendo diferentes para el mismo trabajo. El respeto sigue siendo diferente según el género. Hay un camino muy largo a hacer. Y creo que los hombres, la masculinidad, tiene mucho que decir en este sentido.

¿Sos feminista?

—No tengo necesidad de catalogarme. Yo amo a las mujeres por mi experiencia desde mi casa hasta mi otra casa, hasta mis niñas. He tenido una madre maravillosa, una esposa estupenda y unas hijas adorables. Necesariamente amo a la mujer solamente por lo mucho que me ha dado a lo largo de la vida.

En la Argentina estamos debatiendo o intentando debatir la despenalización del aborto. ¿Qué opinas al respecto?

—En defensa del ser humano el aborto tiene que ser despenalizado. Solamente un aborto bajo la tutela de la administración vale. Porque si no es colocar a las mujeres en una situación de indefensión. Es colocar su drama, los dramas personales de alguna mujer, en una situación de indefensión absoluta en manos de delincuentes, en manos de mafias, en manos de basura. Someterlo todo a designio divino de una gran hipocresía, de una falsedad absoluta. Y además creo que cada mujer es dueña absoluta de su cuerpo y que debe hacer lo que su conciencia le diga, su cuerpo y su vida. Una mujer que renuncia a su maternidad, algún problema hay detrás de esto, algo le ocurre, y creo que merece por encima de todo la solidaridad de su sociedad, de su entorno, y la normalidad del discurrir de las cosas.