Una estudiante belga y otras siete opositoras rechazan que el Poder Ejecutivo las utilice como moneda de cambio en las negociaciones con la oposición nicaragüense

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9 de marzo de 2019, 4:00 AM
9 de marzo de 2019, 4:00 AM

La estudiante belga-nicaragüense Amaya Coppens y otras siete opositoras, detenidas por protestar contra el gobierno del presidente nicaragüense Daniel Ortega iniciaron una huelga de hambre para repudiar que las usen como “moneda de cambio” en el diálogo entre el Gobierno y la oposición, informaron sus familiares.

“Ayer (miércoles) nos enteramos que las ocho prisioneras políticas que se encuentran en la misma celda que mi hija Amaya iniciaron una huelga de hambre hace una semana”, el 27 de febrero, declaró a la AFP su padre, el belga Frédéric Coppens, quien se encuentra en el país centroamericano.

Las presas comunicaron su nueva situación mediante un “mensaje clandestino” en el que explicaron el motivo de su reivindicación: “El rechazo a ser utilizadas como moneda de cambio en el proceso de negociación política”, explicó Coppens.

Para las detenidas, “todos los juicios políticos deben anularse simplemente y la liberación de todos los presos políticos debe ser un requisito previo para el inicio de las negociaciones”, agregó el padre de la joven estudiante de Medicina, de 24 años.

El gobierno de Daniel Ortega y la oposición trazaron el miércoles las reglas de una negociación que busca una salida a la crisis en Nicaragua, iniciada en abril con la represión de protestas antigubernamentales, que dejó 325 muertos.

Amaya Coppens forma parte de los cientos de personas que han sido detenidas por participar en las manifestaciones de 2018, y está acusada de terrorismo y otros delitos al amparo de una cuestionada ley que criminaliza las protestas. Actualmente está recluida en la prisión de La Esperanza.

La estudiante fue detenida el 10 de setiembre y desde entonces la justicia nicaragüense ha aplazado el juicio contra ella y otros detenidos. El proceso está previsto para comenzar el 1 de abril.

La joven y sus siete compañeras de celda comenzaron la huelga de hambre el mismo día que el gobierno liberó a un centenar de detenidos por las protestas, al comenzar el diálogo con la oposición, explicó Frédéric Coppens.

“Tras seis meses de detención en condiciones lamentables, su salud no es muy buena, tiene problemas de hipertensión”, comentó Coppens sobre su hija. Dijo que contactó a las autoridades belgas para que “por vía diplomática” soliciten la visita de “médicos independientes” a la cárcel.

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