El organismo multilateral señaló que es preocupante la creciente intrusión de mineros, explotadores de madera y agricultores en las selvas. El presidente Bolsonaro puso en duda la muerte del líder indígena

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29 de julio de 2019, 21:03 PM
29 de julio de 2019, 21:03 PM

La ONU condenó este lunes la muerte de un líder indígena en el norte de Brasil, cuyo asesinato, denunciado por los miembros de su tribu, todavía no fue confirmado por los investigadores y fue puesto en duda por el presidente Jair Bolsonaro.

Un equipo de peritos de la Policía Federal estuvo en la remota región del estado de Amapá (norte) para investigar la muerte del cacique Emyra Waiãpi y la presunta invasión de una aldea en el remoto estado de Amapá (norte) por parte de mineros ilegales.

Según Apina, concejo que reúne a los líderes de todas las aldeas waiapi, el cacique fue hallado muerto en un río el martes y la invasión de hombres armados se produjo el viernes. Pero cuando la policía federal llegó al lugar, el domingo, "ya no había nadie".

El Ministerio Público Federal (MPF), que conduce las investigaciones, afirmó el lunes que de momento no se hallaron rastros de ninguna invasión.

"En los lugares a donde fueron llevados los policías por los propios líderes (...) no hay indicios de minería ilegal, ni resquicios o vestigios de presencia humana", afirmó el lunes el fiscal Rodolfo Lopes, jefe del MPF de Amapá.

"Puede ser confirmada o no en diligencias posteriores la presencia de eventuales invasores en el área. Pero la incursión preliminar de la PF por ahora no confirma ese relato inicial", añadió.

Aunque afirman que no presenciaron el asesinato, los waiapi aseguran que el cacique murió "de forma violenta".

Sin embargo, el MPF sostiene que no es posible confirmar todavía que se trate de un homicidio, aunque sea una de las hipótesis.

"Por ahora disponemos de los siguientes elementos: hubo una muerte, que será investigada para entender en qué circunstancias ocurrió", afirmó Lopes.

ONU condena muerte del líder

Rica en oro, manganeso, hierro y cobre, la tierra de los waiapis está en un área remota de la selva, donde enfrentan crecientes presiones de mineros, ganaderos y madereros, especialmente desde que asumió el poder el ultraderechista Jair Bolsonaro, quien defiende la apertura de la Amazonía para la explotación minera.

La Alta Comisionada de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos condenó este lunes el asesinato del cacique.

"Es un síntoma preocupante del problema creciente de la intrusión en tierras indígenas -sobre todo en las selvas- por parte de mineros, explotadores madereros y agricultores en Brasil", escribió Michelle Bachelet en un comunicado.

"La política propuesta por el gobierno brasileño de abrir más zonas de la Amazonía a la explotación minera, crea riesgos de inducir a incidentes violentos, intimidaciones y asesinatos como el que sufrió el pueblo waiapi la semana pasada", continuó.

Bolsonaro: no hay "indicios fuertes"

El presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, afirmó este lunes que todavía no "no hay ningún indicio fuerte de que ese indio fue asesinado".

También dijo que pretende legalizar la minería de pequeño porte (conocida en Brasil como "garimpo") y que los indígenas también deberían tener autorización para practicar la minería en sus tierras, en lugar de estar "presos" como en un "zoológico".

"Las ONG y otros países quieren que el indígena continúe preso en un zoológico como si fuese un animal prehistórico", afirmó el mandatario.

La tierra waiapi es uno de los cientos de territorios indígenas demarcados en Brasil desde los años 1980 para el uso exclusivo de sus habitantes, que tienen el derecho a ocupar sus tierras ancestrales garantizado en la Constitución. El acceso a terceros está estrictamente regulado.

La relación espiritual y de subsistencia que estos grupos mantienen con la naturaleza ayuda a preservar la rica biodiversidad del gigante sudamericano, defienden antropólogos y otros científicos especialistas en la población indígena.

Desde que asumió el poder en enero, Bolsonaro está siendo acusado de atentar contra la Amazonía para beneficiar a las industrias minera, agropecuaria y forestal, que lo apoyaron durante su campaña.

Bolsonaro llegó a cuestionar los datos oficiales de deforestación -que mostraron un aumento de 88% en junio, en relación al mismo mes del año pasado- y considera que existe una "psicosis ambiental" en torno a la protección de la Amazonía.

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