Con cinco ceros menos, el nuevo bolívar salió a las calles de Caracas. Estará anclado al petro, una criptomoneda. También aumentará el salario mínimo y se incrementará la gasolina. Brasil, Colombia, Ecuador y Perú esperan más migrantes

El Deber logo
21 de agosto de 2018, 4:00 AM
21 de agosto de 2018, 4:00 AM

Bajo el signo de la incertidumbre, nuevos billetes que restan cinco ceros al bolívar entraron en vigencia ayer en Venezuela, primera medida de un cuestionado plan de reformas del presidente Nicolás Maduro de cuatro puntos ante una devastadora crisis que forzó a millones a abandonar el país, lo que incrementa la presión migratoria sobre Brasil, Colombia, Perú y Ecuador.

Caracas amaneció paralizada, en un día declarado feriado por Maduro para la adecuación de las plataformas bancarias.

La mayoría de los comercios permanecen cerrados. Sin embargo, después de haber estado suspendidas por más de 12 horas, las transacciones electrónicas se han reanudado paulatinamente en los pocos establecimientos abiertos: farmacias, panaderías y pequeños puestos de comida.

Los cajeros automáticos, a la vez, comienzan a dispensar los nacientes billetes.

“Todos estamos en lo mismo. Esperando a ver qué va a suceder”, dijo a la AFP María Sánchez, comerciante de 39 años, tras hacer un retiro.

En los días previos, en medio de incertidumbre, hubo en Caracas y otras ciudades compras nerviosas hasta donde aguantó el bolsillo –golpeado por una hiperinflación proyectada en 1.000.000% para 2018 por el FMI– y largas filas en gasolineras ante un anunciado aumento de los precios.

Maduro sostiene que los nuevos billetes serán el punto de partida para un “gran cambio”. La mayor denominación es de 500 bolívares (unos siete dólares en el mercado negro de divisas).

Sin embargo, especialistas consideran inviable el programa, que incluye un aumento del salario mínimo de más del 3.400% desde el 1 de septiembre, un nuevo sistema cambiario que empezaría con una macrodevaluación y alzas del combustible y los impuestos.

Crisis regional

La puesta en marcha del programa de Maduro coincide con tensiones por el masivo éxodo de venezolanos. Naciones Unidas estima que 2,3 millones de personas han migrado para huir de la crisis.

Brasil enviará tropas a su frontera después de que residentes de la ciudad limítrofe de Pacaraima quemaran el sábado campamentos de inmigrantes venezolanos, que han llegado en masa en el último año.

Venezuela exigió “protección” a sus ciudadanos.

Las nuevas medidas “solo empeorarán la vida de todos los venezolanos”, escribió este lunes en Twitter el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, que pidió al Gobierno chavista, al que tilda de “tiranía”, permitir ayuda internacional.

Ecuador comenzó el sábado a bloquear el paso de venezolanos en sus fronteras –exigiéndoles pasaporte en lugar de cédula de identidad– y Perú adoptó una medida similar, por lo que Colombia teme que miles queden varados en su territorio.

El secretario general de la OEA, Luis Almagro, pidió “mantener las puertas abiertas al pueblo de Venezuela, víctima de la peor crisis humanitaria que el continente ha visto”.