Miguel Henrique Otero denuncia un modelo de censura y restricción de la libertad de prensa que es aplicado por el Gobierno de Nicolás Maduro. Es uno de los periodistas más críticos del régimen chavista

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16 de diciembre de 2018, 8:30 AM
16 de diciembre de 2018, 8:30 AM

Después de 75 años de vida, el viernes 14 salió a las calles la última edición impresa del diario El Nacional de Venezuela, asfixiado por la falta de papel. Miguel Henrique Otero, su director, es uno de los periodistas más críticos del régimen chavista que gobierna el país caribeño. Denuncia que el Gobierno de Nicolás Maduro aplica sin piedad el “modelo cubano” de censura y restricción de la libertad de prensa y de expresión. Por esa razón está exiliado en España desde hace tres años y medio. Así habló con EL DEBER sobre la suspensión de las ediciones impresas de uno de los diarios más influyentes de la región.

 

- En primer lugar expresarle nuestra solidaridad como medio por la suspensión de las ediciones impresas del diario El Nacional. ¿Qué implica esta decisión?

Es un gran duelo para uno como director del periódico, para la familia, para los periodistas y para los cientos de empleados de uno de los diarios más influyentes de Venezuela. Es un gran duelo, por supuesto, para la democracia venezolana.

 

- ¿Por suspende sus ediciones El Nacional? ¿Es solo por el papel?

Así es, pero solo en el papel. El Nacional sigue en la web, que es muy poderosa, somos la tercera página en español con más tráfico del mundo. Estamos reforzando la web mientras tanto. Los gobiernos de Hugo Chávez, primero, y de Nicolás Maduro, después, plantearon en el Plan de la Patria hace 15 años el concepto de “hegemonía comunicacional”. Esto se mostró que era el modelo cubano en el largo plazo. Ese modelo lo han ido desarrollando en el tiempo, primero con la radio y la televisión, que las silenciaron totalmente y después con los medios impresos a través del suministro de papel. Ahora, la estrategia apunta a la web, bloqueando las páginas críticas con el régimen de Maduro. Hoy, en la web queda una pequeña ventanita, porque la radio y la televisión está totalmente censurada y los medios impresos no tienen papel. Internet la están bloqueando sistemáticamente.

 

- Entonces, esto forma parte de una estrategia de larga data para acallar a la prensa independiente…

Absolutamente. Es una estrategia muy bien planificada, muy bien definida, que con el tiempo la han ido aplicando, hasta que llegue el momento en que no quede nada. Ellos comenzaron con una represión muy violenta, agresiones físicas, demandas tributarias y restricciones publicitarias. Amenazas contra periodistas y ataques contra los dueños de los medios de comunicación. Pero nada de eso les funcionó muy bien. Los medios no se doblegan por eso. Hasta que descubrieron que la forma más eficiente de la censura es limitar el acceso al suministro de papel a tal punto que tuvieron que parar la impresión.

 

- ¿Cómo controlaban este sistema de censura?

Se basaban en el diferencial cambiario. Los periódicos afines tenían ventajas financieras para comprar el papel. Los diarios críticos, como El Nacional, se vieron obligados a comprar papel con el dólar libre que es mucho más caro. El diferencial cambiario era como de 2.000 a 1. Entonces se hizo absolutamente prohibitivo comprar papel.

 

 - ¿Qué implicancia tiene para la democracia venezolana y para el pueblo venezolano?

Esto es una agresión más a la libertad de expresión y para las libertades. Las dictaduras populistas autoritarias son distintas a las dictaduras bananeras tradicionales, dado que las primeras van desarrollando mecanismos sofisticados de autoritarismo que van aplicando de forma gradual, con el tiempo. No es como las dictaduras bananeras que son brutales y de entrada censuran todo, cierran todo y va todo el mundo preso, sin ningún tipo de limitación legal. Esto no. Ellos le dan una característica formal a todo lo que hacen, cuando el resultado es el mismo. Los dictadores como Somoza o Trujillo, cerraban los periódicos, metían presos a todos los periodistas y dejaba unos pocos medios que los manejaba con unos adláteres afines al régimen. En este caso no. Aprueban unas leyes discrecionales, luego crean una corporación del papel que venden a quien ellos quieren, sin violar la ley. Y bloquean las web sin explicar nada a nadie. Es decir, llegan al mismo sitio con mucho más tiempo, pero dándole una forma legal para decir al mundo que no, que ellos no son dictadores y que todo lo hicieron dentro de la ley.

 

- ¿Cuál es la situación de los periodistas concretamente en Venezuela?

Están muy acosados. En Venezuela no hay censura previa. Pueden publicar lo que sea. Lo que hay es retaliación posterior. Los acosan. No les dejan cubrir las fuentes públicas y hay muchos periodistas que tienen demandas y medidas por lo que tuvieron que irse del país y están en el exilio.

 

- ¿Cómo y desde cuándo está Ud. exiliado en España?

Después de que publicamos la información sobre Diosdado Cabello tomando la nota de la ABC de España nos iniciaron una demanda por difamación. En Venezuela no hay independencia de poderes y los tribunales funcionan según las instrucciones del régimen. Aplicaron medidas y yo me quedé en España porque había procedimientos adicionales para meterme preso. Es un horror, uno no está aquí paseando.

 

- ¿Cuál es la participación del empresario Carlos Gill en El Nacional?

- Yo soy el dueño de El Nacional. Tengo el 51% de las acciones. Carlos Gill tiene una participación muy minoritaria junto a otros 33 tenedores de acciones.

 

- ¿Ud. cree que este modelo puede aplicarse o extenderse a otros países como Bolivia?

Por supuesto que sí. Son esquemas de censura que se repiten. En Nicaragua lo están poniendo en marcha poco a poco. Y Bolivia no está ausente de este proceso. Los gobiernos populistas siguen el mismo patrón y el pueblo boliviano tiene que estar al tanto de este peligroso proceso. Por eso, la unidad es fundamental, especialmente de la oposición para poner freno a un poder claramente autoritario.

 

- ¿Hay alguna salida frente a este proceso autoritario?

Los periodistas y los medios independientes tienen que seguir adelante. Nosotros vamos a seguir adelante por la democracia. El régimen no va a durar mucho tiempo. Maduro enfrenta una situación de gran inestabilidad. Hay que seguir haciendo el trabajo, tenemos que contribuir a que salga Maduro en algún momento. El Nacional tiene una web muy poderosa. Antes de la suspensión, eran 45 periodistas en la edición impresa y 45 en la web. Ahora, son 90 periodistas para la edición en internet y no vamos a despedir a nadie. Nosotros hemos sido blanco de dos procesos muy poderosos: uno político de parte del Gobierno de Maduro y otro tecnológico, con el cambio en la industria editorial. Estamos listos para adaptarnos y dar pelea en ambos frentes.

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