Colombia intenta deshacerse de la herencia que dejó el capo del cártel de Medellín. De los cuatro hipopótamos que tenía en su hacienda, ahora existen 50

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26 de enero de 2018, 9:33 AM
26 de enero de 2018, 9:33 AM

En el inventario de bienes que las autoridades hicieron después de la muerte de Pablo Escobar (1949-1993) faltó algo: los cuatro hipopótamos que el líder del cartel de Medellín tenía en su hacienda.

“Decomisaron todo lo de Escobar, se llevaron todos sus animales [jirafas, rinocerontes] menos esos. Una especie invasora, que entró de forma ilegal al país y que representa un peligro para la biodiversidad colombiana”, explica Carlos Mario Zuluaga, director de la Corporación Autónoma Regional de las cuencas de los ríos Negro y Nare (Cornare), citado por El País.

Zuluaga intenta argumentar por qué desde hace un par de años esa autoridad ambiental pide a gritos que los ayuden a sacar a los hipopótamos de las cercanías del municipio antioqueño Doradal.

Allí se han acomodado y reproducido. Dicen que hay 50, pero podrían ser más. Es difícil contarlos. “No son vacas, no podemos acercarnos, son animales salvajes, que están en estado silvestre”, dice el director de Cornare.

Este año esperan reubicar al menos a seis de estos mamíferos en zoológicos de la región. Todavía están en trámites y prefieren no decir a qué países irían, pero insisten en que es necesario trasladar la mayor cantidad posible. “Son un riesgo para la población ribereña. No podemos esperar a que ocurra una tragedia”, afirmó Zuluaga.

En septiembre de 2017, un hipopótamo se paseó por las calles de Doradal. La gente del pueblo grabó con sus teléfonos y entre chistes decían que era la “mascota” del lugar. Las autoridades volvieron a decir que se debían reubicar y no seguir exponiendo a la población.