Donald Trump se reunirá con Xi Jinping con la guerra comercial de trasfondo. Argentina buscará consensos mientras enfrente una dura crisis financiera. No faltarán las protestas de organizaciones sociales contra la globalización

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25 de noviembre de 2018, 3:00 AM
25 de noviembre de 2018, 3:00 AM

Las discrepancias entre Estados Unidos y el bloque integrado por China, Rusia, Francia y Alemania por las políticas globales contra el cambio climático, la guerra comercial y las migraciones marcarán la Cumbre del G-20 que comenzará el viernes 30 y terminará el sábado 1 de diciembre en Buenos Aires. Argentina intentará mostrar que está saliendo de su profunda crisis financiera tras el acuerdo con el FMI.

El G-20, un club formado hace una década en medio de la crisis financiera, representa el 85% de la producción mundial. El presidente Mauricio Macri será el anfitrión de la mayor cumbre de países jamás realizada en Argentina.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump; el de Rusia, Vladimir Putin; el de China, Xi Jinping, y el de Francia, Emmanuel Macron, ya confirmaron su presencia, así como la canciller alemana, Angela Merkel; la primera ministro de Reino Unido, Theresa May, el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau; el premier de Italia, Giuseppe Conte; el primer ministro de Japón, ShinzōAbey, y el presidente de España, Pedro Sánchez, al ser ese país invitado del grupo.

Además, entre los latinoamericanos se espera la participación de los presidentes de Brasil, Michel Temer, y de México, Enrique Peña Nieto.

Argentina lidera la cumbre justo cuando los otros dos miembros latinoamericanos del G-20, Brasil y México, atraviesan una transición presidencial, girando dramáticamente a la derecha y la izquierda, respectivamente.

El ministro argentino de Relaciones Exteriores, Jorge Faurie, rechazó cualquier sugerencia que el G-20 será un intento de Argentina de reclamar el liderazgo regional. Dijo que colabora de manera cercana con Brasil y México para cumplir la agenda y destacó que su país invitó a Chile a la cita a través del presidente Sebastián Piñera.

“No es un asunto de liderazgo, se trata de hacer lo correcto en este momento”, afirmó.

Además, serán de la partida el primer ministro de Australia, Scott Morrison; el presidente de Corea del Sur, Moon Jae-in. Entre los asiáticos y africanos se espera la presencia del primer ministro de la India, Narendra Modi; el presidente de Indonesia, Joko Widodo; el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohámed bin Salmán; el presidente de Sudáfrica, Cyril Ramaphosa; y el presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan.

La Unión Europea estará representada por los presidentes del Consejo Europeo, Donald Tusk, y de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker.

Guerra comercial

Estados Unidos y China, las dos principales economías del globo, no dan señales de ceder en su guerra comercial, mientras el presidente estadounidense, Donald Trump, promete proteger la industria interna como parte de su filosofía “Estados Unidos primero”.

China dijo que espera que las conversaciones previstas entre el presidente Xi Jinping y su homólogo estadounidense, Donald Trump, durante la cumbre permitan resolver el desacuerdo comercial que envenena sus relaciones.

Tras meses de tensiones comerciales entre sus países, los dos presidentes deben reunirse al margen de la cumbre del G-20. Trump aseguró que estaba “preparado” para esta reunión con Xi Jinping y reafirmó que un acuerdo es posible.

Washington decidió en julio imponer aranceles punitivos a importaciones chinas por valor de 250.000 millones de dólares anuales. La medida provocó represalias de Pekín a 110.000 millones de bienes procedentes de Estados Unidos.

Washington acusa a China de prácticas desleales, mientras que el gigante asiático reprocha a la primera economía mundial que predique el “unilateralismo”, el “proteccionismo” y la “hegemonía económica”.

Esta guerra comercial impidió que los países del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) llegaran la semana pasada a un comunicado conjunto, por primera vez en la historia de la organización, al término de una cumbre marcada por la confrontación entre China y Estados Unidos.

Crisis argentina

Las tensiones internacionales sobre el comercio de seguro planearán en la cumbre del G-20, pero la anfitriona Argentina espera concretar un acuerdo a favor de la estabilidad global, aunque las profundas diferencias persistan.

El ministro Faurie dijo que la cita de la próxima semana deberá subrayar la importancia misma del intercambio comercial, a medida que los viejos diques contra el proteccionismo se rompen.

“Estamos haciendo énfasis en la situación del comercio, solo para asegurarnos que crezca, que sea estable y que esta visión es compartida por los actores principales”, dijo en inglés por teléfono.

“Abarcamos todas las visiones para poder encontrar un piso en común para todos”, afirmó.

Faurie dijo que Argentina, una economía emergente y el primer sudamericano en albergar una cumbre del G-20, puede ofrecer un “enfoque fresco” a los líderes mundiales.

Argentina preside el G-20, mientras Mauricio Macri lleva adelante un plan de austeridad acompañado de una ayuda de 56.000 millones de dólares del FMI. El peso se depreció un 50% a lo largo del año, y la inflación se estima por encima del 40% para el cierre de 2018, mientras el país enfrenta un enorme déficit fiscal y una dura sequía.

Faurie dijo que las reformas estructurales, recibidas con protestas en las calles de Argentina, han ido de la mano del empuje del G-20 por el comercio, que puede llenar las cuentas de los países emergentes.

Documento final

El canciller argentino minimizó la importancia de cualquier comunicado final. “Algunas veces hacemos documentos tan largos que la gente se pierde en la lectura”, ironizó.

Pero dijo que el borrador de Argentina, aún en revisión, era “razonable” y que poner énfasis en la estabilidad como parte de una “perspectiva racional y positiva” sobre el comercio.

Dos grandes cumbres este año, del Grupo de las Siete (G-7) democracias más desarrolladas y el Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) acabaron sin los tradicionales comunicados conjuntos. En las calles se espera que organizaciones de izquierda y contestatarias de la globalización lleven a cabo protestas contra el G-20 y, en particular, contra el presidente de EEUU, Donald Trump.

 

Las agendas opuestas de Buenos Aires

Edmundo Paz Soldán

 

Pueden ser solo 20 países, pero manejan el 85% de la economía mundial. Su reunión anual sirve para encontrar consensos y escenificar diferencias; la que viene, en Buenos Aires (30 de noviembre-1 de diciembre), no será diferente.

Por lo pronto, las pulsiones principales de sus países líderes son las opuestas: Zhang Zun, el asistente del canciller chino, acaba de decir que espera que el G-20 siga liderando la lucha contra el proteccionismo, mientras que Donald Trump sigue insistiendo en la necesidad de que Estados Unidos imponga tarifas a productos clave, como el acero y el aluminio, en defensa de su economía.

La cumbre sirve para encuentros clave –después del asesinato de Khashoggi, ¿se juntarán Turquía con Arabia Saudita?– y para hacer públicos comunicados en los que se ha trabajado durante meses.

Por eso ya se sabe que el tema de un gran acuerdo climático será eludido –decisión de Estados Unidos– y que no hay consenso sobre qué postura tomar con la inmigración. Los países latinoamericanos del G-20 van a la cumbre con agendas opuestas: mientras que Argentina busca apoyos multilaterales que le permitan salir de la crisis, México se opone a Estados Unidos en temas de libre comercio e inmigración y Brasil encuentra sintonías con Donald Trump.

Ante la desaceleración de la economía global, no parece haber posibilidades de unir a los defensores del libre mercado junto a los proteccionistas ni de que los países poderosos se den cuenta de que la estabilidad social también pasa por enfrentarse a otros temas centrales (la desigualdad, el cambio climático o la inmigración).

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