El dato fue detectado por la Marina de EEUU y, luego, confirmado por el organismo de la ONU para la detección de ensayos nucleares. Gobierno de Macri alista cambios en la cúpula de la Marina argentina

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24 de noviembre de 2017, 4:00 AM
24 de noviembre de 2017, 4:00 AM

Miércoles 15, 7:30 am. La tripulación del ARA San Juan alerta por radio de una avería en una de las baterías del submarino. Tres horas y un minuto después, a las 10:31, la nave sufre una explosión fatal, cuyas ondas expansivas fueron detectadas por el Organismo de Prohibición de Armas Nucleares de la ONU. La implosión del submarino ARA San Juan hizo estallar un escándalo en Argentina. 

Las horas del almirante Marcelo Hipólito Srur al frente de la Armada estarían contadas. En el Gobierno dejan trascender el enojo no solo por el desenlace del ARA San Juan, sino por el manejo del caso. El Ministerio de Defensa abrió unos 40 sumarios internos y fuentes gubernamentales hablan de “negligencia” e información “ocultada” por la Armada en relación con hechos del submarino.

El Gobierno esperaría que la Armada confirme el destino del submarino y la suerte de los 44 tripulantes antes de tomar la decisión de relevar a Srur, otros almirantes de la conducción naval y, seguramente, la línea jerárquica de responsabilidad directa sobre las operaciones del submarino.

Los familiares de los 44 tripulantes desaparecidos acusaron a la Armada de no informar a tiempo sobre la explosión que enfrentó la nave. 
El dato de la explosión “no nuclear” fue detectada, en primer lugar, por la Marina de EEUU a través de sus estaciones satelitales y confirmada por la Organización del Tratado de Prohibición Completa de los Ensayos Nucleares (Ctbto), que tiene sensores a escala global para la detección de ensayos nucleares.

Ayer, la Armada Argentina confirmó que se registró un ruido compatible con una explosión en el área donde se comunicó por última vez el submarino.

Se trató de "un evento anómalo, singular, corto, violento y no nuclear consistente con una explosión", dijo el portavoz de la Armada, Enrique Balbi, en Buenos Aires.

Tras confirmarse la explosión, buscan al submarino en el fondo del mar. Cuatro vehículos no tripulados ya rastrillan en las profundidades. Además seis barcos y tres aviones recorren la zona. 

Autoridades castrenses pidieron “prudencia” y no se aventuraron a opinar cuál puede ser el estado de los tripulantes “hasta no tener certezas u otros indicios”, ya que se va a continuar con la búsqueda de la nave, todavía desaparecida, en la que están participando hasta 13 países.
El sumergible, de 66 metros de eslora y siete metros y medio de manga (ancho), zarpó el lunes 13 de la ciudad de Ushuaia, en el extremo sur de Argentina, y tenía previsto regresar a su base de Mar del Plata el pasado domingo.

El viaje del sumergible tenía como cometido principal participar en un adiestramiento militar con la flota de mar de Argentina y las aeronaves de la dotación naval.

Dolor y furia 
La noticia desató muestras de dolor, angustia y furia en la base naval de Mar del Plata, 400 km al sur de Buenos Aires, donde los familiares fueron informados antes de la rueda de prensa en la capital.

Algunos salieron llorando, otros se abrazaban sentados en el suelo, desconsolados.

“Yo me siento engañada, ¡cómo van a saberlo recién ahora!, son unos perversos y nos manipularon”, dijo enfurecida Itatí Leguizamón, abogada y esposa del radarista Germán Oscar Suárez.  “No nos dijeron que están muertos, pero dicen que el submarino está a 3.000 metros (de profundidad) ¿qué se puede entender?”, agregó.

“No terminaron de leerlo (el informe a los familiares), la gente se les fue encima” a los responsables navales, añadió. “Son unos desgraciados, perversos que manipularon a las familias”, aseguró.

Un nuevo informe llegado desde la embajada argentina en Austria confirmó lo detectado por EEUU respecto a un “anomalía hidroacústica”.

La confirmación de una explosión coincide con las conjeturas respecto a que el submarino sufrió un accidente repentino luego de su último reporte, en el que avisó a la base sobre una avería en las baterías. También se condice con la ausencia de señales de emergencia, como soltar hidrobalizas, que ha dificultado su localización tras ocho días de una búsqueda sin tregua en un operativo en el que participan 13 países.

La explosión se detectó el miércoles 15 casi tres horas después de la última comunicación del submarino, a 30 millas al norte de donde estaban en ese contacto y en la misma línea de navegación que debía seguir el submarino.
Balbi precisó que si un submarino sufre una explosión “no va a terminar nada flotando en superficie”. Un submarino “implota, no hay nada que salga”, dijo.

"Un grave problema con las baterías puede generar hidrógeno. Hidrógeno por encima de cierto porcentaje es explosivo. Explota por sí mismo. Si hubieran tenido una explosión... entonces todo está perdido", dijo a la AFP un excomandante de submarino que pidió anonimato.

Relevo en la Marina

El ministro de Defensa, Oscar Aguad, ya reprochó al almirante Srur haberse enterado “por los medios” de la pérdida del contacto con el ARA San Juan. Fue al principio de la crisis, cuando debió regresar de Vancouver donde participaba de un congreso de la ONU. Ayer volvió a cruzarlo y le cortó el teléfono al almirante cuando este le dijo desconocer el origen de algunas informaciones que se estaban dando a los familiares.

En la cuenta que se carga a la Armada está haber reconocido recién el domingo, a cinco días del último contacto con el submarino, que el comandante había informado de averías en las baterías y un “cortocircuito” a bordo. “Se rompió la cadena de mando con el comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, que es el presidente”, aseguraron.
Srur comanda la Armada desde enero de 2016, tras ser nombrado por Macri al asumir.

Cristina Fernández auguró que la nave tendría 30 años de vida útil y ponen en duda el mantenimiento
Un discurso de la ex presidenta argentina Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015), pronunciado en 2011, saltó a la actualidad al augurar “una vida útil de más de 30 años” para el submarino ARA San Juan, desaparecido con 44 personas a bordo en aguas del Atlántico sur.
“Hoy estamos terminando lo que se denominan los trabajos de media vida de este submarino (...) y en diciembre pato al agua, funcionando”, aseguraba Fernández en septiembre de 2011 durante el acto por la finalización de la primera etapa de reconstrucción del ARA San Juan.
“Una puesta a nuevo que nos permitirá una vida útil de más de 30 años para este submarino San Juan”, agregaba la mandataria con “gran orgullo” por la reactivación de la industria naval argentina y ajena al drama en el que viven inmersos los argentinos desde hace más de una semana.
 En ese momento, para la reparación del ARA San Juan, un submarino de fabricación alemana incorporado a la Armada argentina en 1985, fue necesario cortar literalmente por la mitad la nave y realizar más de 429 trabajos para los que se emplearon 250 mil horas.
Diversos expertos alertan que pudo haber fallas en el mantenimiento de la nave de fabricación alemana.
El presidente argentino Mauricio Macri se enteró de boca del ministro de Defensa, Oscar Aguad, de que dos fuentes distintas confirmaron que se había registrado un evento “consistente con una explosión” en la zona cercana donde se reportó por última vez y que no había esperanzas de sobrevida.