Nicaragua recordó ayer el 39.o aniversario de la Revolución Sandinista en medio de una profunda crisis, que ha causado más de 350 muertos. La CEB pide orar por los afectados en el país centroamericano

El Deber logo
20 de julio de 2018, 4:00 AM
20 de julio de 2018, 4:00 AM

La Iglesia católica boliviana se solidarizó ayer con el clamor del pueblo nicaragüense y rechazó la represión impuesta por el Gobierno del socialista Daniel Ortega, el mismo que recibió el respaldo del presidente Evo Morales, quien denunció “estrategias criminales” del imperio detrás del conflicto en aquel país de Centroamérica que ya causó más de 350 muertos.

Nicaragua conmemoró ayer jueves el 39.o aniversario de la Revolución Sandinista, que encabezó el actual presidente Daniel Ortega, mientras su gobierno proclama un triunfo sobre los manifestantes que desde hace tres meses demandan la salida del poder del mandatario.

El Gobierno de Ortega tomó control esta semana de la ciudad rebelde de Masaya, el último feudo controlado por sus opositores, tras un violento enfrentamiento de seis horas que causó al menos dos muertos, según un organismo de derechos humanos.

“Los obispos de Bolivia expresamos nuestro hondo pesar y preocupación por la crisis que atraviesa el pueblo de la hermana República de Nicaragua, situación de violencia, represión y muerte que ha costado la vida de cientos de hermanos y más de un millar de heridos y que, luego de varios meses, no encuentra una solución urgente y adecuada”, señala el documento de la Conferencia Episcopal (CEB). 

Además, “nos solidarizamos con los miembros del Pueblo de Dios, obispos, sacerdotes, religiosos, religiosas y laicos que siguen extremando esfuerzos para instalar un diálogo responsable y están dando muestras de una ejemplar valentía en su defensa de los más pobres”. 

Pero el documento eclesial va más allá de la situación nicaragüense y ensayó una crítica a los gobiernos izquierdistas que se impusieron en la pasada década en la región. “Una vez más se constata que proyectos que comenzaron con un ideario de cambio social, se transforman en proyectos de poder autoritario, cuando no están fundamentados en valores humanos y cristianos o se pierde de vista el servicio al bien común, que legitima toda autoridad”. 

Los prelados invitaron a los ciudadanos bolivianos a orar por Nicaragua y por todas las personas que perdieron la vida en aquel conflicto social y político.

Para ello, se realizarán oraciones especiales por Nicaragua durante las eucaristías del domingo 22 de julio en todas las iglesias de Bolivia.
En ese sentido, la CEB pidió a los organismos internacionales buscar caminos para resolver el conflicto nicaragüense por la vía del diálogo y la solidaridad.

Evo ataca al imperio

Por su parte, Evo Morales rechazó lo que consideró una “injerencia” estadounidense en el conflicto en Nicaragua y denunció que el “imperio” ha desplegado “estrategias criminales” contra el Gobierno de Daniel Ortega.

“En el aniversario del triunfo de la Revolución Sandinista, denunciar que el imperio está desplegando estrategias criminales contra el Gobierno del hermano Daniel Ortega”, escribió en Twitter el gobernante boliviano.

Morales es uno de los principales aliados políticos de Daniel Ortega y sus países son parte de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba).

Morales también acusó a la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, en inglés) y a la Fundación Nacional para la
Democracia (National Endowment for Democracy, NED), una entidad estadounidense, de respaldar “abiertamente la violencia” en Nicaragua y expresó su rechazo a “la injerencia”.

El mandatario acompañó su mensaje con una fotografía en conmemoración de los 39 años del “triunfo de la revolución sandinista” en el país centroamericano. Nicaragua atraviesa la crisis sociopolítica más sangrienta desde la década de 1980.

Fuertes protestas

Las protestas se iniciaron el 18 de abril pasado, por unas fallidas reformas a la seguridad social, y se convirtieron en un reclamo que pide la renuncia del mandatario, después de once años en el poder, con acusaciones de abuso y corrupción en su contra.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) y la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos (Acnudh) han responsabilizado al Gobierno de Ortega de graves violaciones a los derechos humanos en el marco de la actual crisis, que ha dejado más de 350 muertos, según organismos humanitarios.

La Organización de Estados Americanos (OEA) aprobó ayer una resolución que pide a Ortega apoyar “un calendario electoral” acordado en el diálogo nacional, mediado por la Iglesia católica, en una fórmula que busca elecciones anticipadas como vía para salir de la crisis.

La resolución fue aprobada con el voto a favor de 21 de los 34 miembros activos de la OEA, mientras que tres (Nicaragua, Venezuela y San Vicente y las Granadinas) votaron en contra y se registraron siete abstenciones y tres ausentes, entre ellos Bolivia.
Sin fiesta

La celebración del 19 de julio suele ser una fiesta multitudinaria en Nicaragua, pero la vicepresidenta Rosario Murillo fue para anunciar las conmemoraciones, y se limitó a decir que se celebraría “en cada municipio”.

Para el sociólogo independiente Melvin Sotelo, la victoria del Gobierno sobre los manifestantes llegó a expensas de derechos fundamentales de la población nicaragüense.

“Lo hizo ahogando el derecho de las personas a manifestarse en repudio al Gobierno. No permite ejercer el derecho de los nicaragüenses a organizarse, a elegir libremente a sus autoridades, cerró todas los espacios y posibilidades políticas” de participación, dijo Sotelo.

Feroz represión

Con policías y paramilitares
Con la Policía y paramilitares encapuchados fuertemente armados, el Gobierno de Daniel Ortega acabó con los tranques (bloqueos) de carreteras que sus opositores llegaron a colocar en hasta 70% de las vías principales de Nicaragua. 

Control de ciudades
Además, el Ejecutivo arrebató a los opositores el control de las ciudades que tuvieron bajo su control, entre ellas Masaya.

También en las iglesias
Las tropas oficiales han irrumpido por la fuerza en los templos y agredido a sacerdotes y obispos cuando estos han defendido a los manifestantes.

Bombardeo a indígenas
El Gobierno de Daniel Ortega bombardeó la comunidad indígena de Monimbó, que pide su salida del cargo.

Ortega, como maduro, usa todos los medios para mantenerse en el poder
La grave crisis de Nicaragua trae a la memoria el conflicto en Venezuela, que vivió también violentas manifestaciones hace un año. Los conflictos sociales y políticos de ambos países tienen varias similitudes.

Ambas protestas, que estallaron en un mes de abril, han demandado la salida del poder de los izquierdistas Nicolás Maduro (Venezuela) y
Daniel Ortega (Nicaragua), por renuncia o adelanto de elecciones. Y los gobiernos siguen la misma estrategia.

"Sacaron del juego a los líderes y partidos de oposición, pero no en competencia electoral, sino con sentencias del poder judicial y electoral, espurias e ilegales. Lo hizo Ortega en los comicios de 2016 y Maduro lo copió en los de 2018", dijo a AFP el politólogo venezolano Luis Salamanca.

Juan Felipe Celia, del centro de análisis Atlantic Council (Washington), señala que ambos mandatarios además "han censurado a los medios y consolidado el poder eliminando los contrapesos".

 

Nunca tan diferente a la Revolución

Boris Iván Miranda / Periodista - Corresponsal de BBC Mundo

 

Hace 39 años, millones de latinoamericanos saludaban con esperanza desmedida el triunfo sandinista, “la revolución más linda del mundo”.
Fueron miles y desde todas las latitudes los que acudieron al llamado, tarareando “Nicaragua, Nicaragüita” con la certeza de que iban a ser parte de la afirmación de la libertad de un país condenado siempre a la desgracia. No importara que fueran maestros rurales, periodistas, obreros, cocineros o lo que sea. Fueron allí para lo que requiera la patria rojinegra.
La década que duró la aventura sandinista fue una mezcla de romanticismo, épica, también incompetencia y la más oscura y cruel realidad que tenía el rostro de los Contras, financiados por Estados Unidos con dinero de la venta de armas y droga. 
Después la Revolución se terminó, como se terminó el siglo XX para las luchas emancipatorias en todo el mundo. El sandinismo tuvo al menos la hidalguía de irse por la puerta grande. Cuando se vio derrotado en las urnas (después de años de sabotaje externo, es cierto) entregó el poder y se fue.
39 años después, hoy no hay sabotaje ni mucho menos. Y si lo hay, como dicen Evo Morales y el Foro de San Pablo, es absolutamente insignificante ante el innegable descontento que tiene rostro de valiente estudiante universitario.
El gobierno de Daniel Ortega, el hombre que quiere gobernar más años que cualquiera de los tiranos Somoza, jamás fue la sombra de la asediada y bombardeada Revolución que ilusionó a un continente. “Patria libre o morir”, era el viejo lema sandinista que nació de la guerrilla del FSLN. Esta vez decidieron matar.