La madrastra, una dominicana, fue encontrada con el cadáver envuelto en una manta en el maletero de su vehículo. Piden el restablecimiento de la pena de muerte

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13 de marzo de 2018, 4:00 AM
13 de marzo de 2018, 4:00 AM

El hallazgo del cadáver de Gabriel, un niño de ocho años, en el maletero del automóvil de la novia dominicana de su padre sumía ayer a España en la consternación, al punto de generar llamados a restablecer la pena de muerte abolida en 1995.

“¡Pena de muerte! ¡Hija de p...!", se escuchó la noche del domingo frente a la dirección de la Guardia Civil en Almería (sur), donde una multitud mostró su cólera contra la mujer, de 43 años, allí detenida.

Los llamados a una justicia dura también se multiplicaban por las redes sociales. Una petición en internet firmada a media jornada del lunes por 158.000 personas reclamaba prisión perpetua contra la mujer, sin que haya sido todavía imputada.

Otra petición, con más de 220.000 rúbricas, instaba a República Dominicana a reclamar su extradición, para evitar que Ana Julia Quezada disfrute de la "comodidad" de las prisiones españolas ni sean los contribuyentes españoles los que costeen su encarcelamiento.
Ante esto, Patricia Ramírez, la madre del niño, hizo un llamado a evitar las “palabras de rabia”.

“¡No he sido yo!"  
Quezada fue detenida el domingo en la población Puebla de Vícar, donde reside, en flagrante delito: el cuerpo de Gabriel estaba en el maletero de su vehículo, envuelto en una manta.

“¡No he sido yo! ¡Yo he cogido el coche esta mañana!”, se escucha decir a la mujer a los guardias civiles cuando es detenida.
Los medios españoles siguieron de cerca el caso desde el 27 de febrero, cuando Gabriel salió de la casa de su abuela en la pequeña población de Las Hortichuelas, a pocos kilómetros de las playas de Cabo de Gata, un parque natural con playas paradisiacas en el sur de España.

Hijo único de padres separados, fue a casa de sus primos a jugar, pero nunca llegó. Según la prensa, la autopsia reveló que murió de asfixia, quizás estrangulado.

Centenares de voluntarios enfrentaron el viento y las lluvias de marzo en sucesivas batidas por la zona, tratando de encontrar al pequeño de cabellos oscuros y amplia sonrisa.

Hasta antes de ser detenida, Quezada era para el público la compañera del padre desesperado de Gabriel, quien daba entrevistas a la prensa vistiendo una camiseta con la imagen del pequeño. Pero la Guardia Civil la vigilaba desde hacía días.

Las alarmas se dispararon cuando ella descubrió una camiseta de Gabriel en una zona que ya había sido revisada dos veces.  Pero también porque en dos ocasiones, cuando los investigadores le solicitaron el teléfono móvil al igual que al resto de personas cercanas al niño, dijo haberlo perdido.

La clase dirigente española mostró su consternación ayer, desde el rey Felipe VI, que guardó un minuto de silencio, hasta el presidente de gobierno, Mariano Rajoy, que presentó sus condolencias a la familia.

En la jornada

Debate de ley
El caso reavivó un debate en curso sobre la prisión perpetua, reservada para los crímenes más graves contra menores de edad o de naturaleza terrorista.

Estrangulado
Según la autopsia realizada por Medicina Legal, el niño murió estrangulado el mismo día en que se lo dio como desaparecido.

Investigaciones
Tratan de saber si Quezada actuó sola o si es reincidente por un caso en 1996.