Dos días después de la catástrofe minera que ha dejado decenas de muertos en Brumadinho, esta localidad del sudeste de Brasil despertó el domingo con una alarma por el peligro inminente de rotura de otro dique en la misma zona

El Deber logo
27 de enero de 2019, 10:45 AM
27 de enero de 2019, 10:45 AM

Las autoridades brasileñas evacuaron este domingo al menos dos comunidades ante el peligro "inminente" de rotura de otro dique de la minera Vale, en la misma región donde el viernes colapsó una represa que ha dejado al menos 37 muertos y unos 250.

Las alarmas sonaron sobre esta madrugada debido a que existe un riesgo elevado de que estalle otro de los diques de la mina Córrego do Feijao, en la localidad de Brumadinho, en el estado de Minas Gerais (sudeste), de acuerdo con los bomberos. 

La estructura forma parte de la mina Córrego do Feijao, cuyo dique se rompió el viernes dejando hasta ahora 37 muertos y casi 300 desaparecidos.

Las labores de búsqueda de sobrevivientes en la región fueron interrumpidas el sábado y debían ser retomadas este domingo.

El último balance de bomberos detalla hasta ahora 37 muertos, ocho de los cuales fueron identificados, 23 heridos hospitalizados y 192 personas rescatadas en la mina operada por Vale. 

También puedes leer:

La tragedia ocurrió el viernes en el municipio de Brumadinho, a 60 km de Belo Horizonte (capital de Minas Gerais). La ruptura del dique provocó enormes ríos de lodo que arrasaron buena parte de las instalaciones del complejo minero Córrego do Feijão, así como otras áreas aledañas.

Durante el sábado, decenas de helicópteros surcaron el cielo en busca de rastros de vida en la extensa marea de barro marrón que sepultó casas, vehículos y carreteras y se tragó la espesa vegetación de la zona.

Algunas personas deambulaban con fotos de allegados desaparecidos. Otros colaboraban con las autoridades para localizar las viviendas soterradas, desplazándose entre el amasijo de escombros mezclados con el barro.

Sobre el techo de lo quedó de su casa en la comunidad Parque das Cachoeiras, en el área rural de Brumadinho, Emerson dos Santos, de 30 años, rememoró lo ocurrido: "Todo estaba temblando y vi grandes árboles y personas desapareciendo bajo el lodo".