Miles de hongkoneses intentaron llegar hasta el Parlamento. China profundiza la represión de los movimientos opositores

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13 de junio de 2019, 4:00 AM
13 de junio de 2019, 4:00 AM

Las masivas protestas contra un proyecto de ley que permitiría extradiciones a la China continental provocaron ayer los mayores disturbios de la historia reciente de Hong Kong, con enfrentamientos entre la policía y los manifestantes que intentaban llegar al parlamento.

Decenas de miles de manifestantes vestidos de negro, en su mayoría jóvenes, inundaron de nuevos las calles contra este proyecto de ley que, según sus detractores, daría a Pekín poder para perseguir políticamente a los opositores.

Hubo 22 heridos, entre policías y manifestantes.

Los enfrentamientos estallaron cerca del Consejo Legislativo (LegCo, parlamento), donde se examinará el texto en segunda lectura. Según los analistas, se trata de la mayor violencia desde 1997, cuando Hong Kong, entonces colonia británica, fue devuelto a China.

El parlamento, dominado por los diputados favorables al gobierno de Pekín, anunció por el momento el aplazamiento del debate a “una fecha ulterior”.

Los enfrentamientos recuerdan el Movimiento de los Paraguas de 2014, las grandes protestas prodemocráticas que llevaron a miles de personas a paralizar durante dos meses barrios enteros de esta megalópolis y a enfrentarse a la Policía, pero sin resultados palpables.

Esta vez sin embargo la Policía parecía decidida a no ceder terreno. Los manifestantes tampoco dudaron en lanzar barras de metal o botellas y un policía inconsciente tuvo que ser evacuado.

Posición firme del Gobierno

Hong Kong, una antigua colonia británica, ya vivió el domingo la mayor manifestación desde 1997 en la que según los organizadores participaron hasta un millón de personas.

Pero esta movilización espectacular en una ciudad que tiene 7 millones de habitantes no hizo variar la posición de Carrie Lam, la jefa del ejecutivo, que rechaza retirar la ley y que ayer no dudó en calificar las protestas de “disturbios organizados”. El texto suscita las críticas de los países occidentales y ayer el ministro británico de Relaciones Exteriores, Jeremy Hunt, pidió a Hong Kong que “escuche las preocupaciones” de sus ciudadanos.