El pontífice enfrentó el duro reclamo de familiares de víctimas de abusos sexuales y de indígenas que acusan a la Iglesia de ser cómplice de graves delitos. El papa defendió al obispo Juan Barros, discípulo del obispo Fernando Karadima

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19 de enero de 2018, 16:30 PM
19 de enero de 2018, 16:30 PM

Indígenas expoliados, migración ilegal, escándalos de pederastia en la Iglesia, un cura encubridor de abusadores de menores en una misa y con una merma significativa de seguidores en dos celebraciones. El papa concluyó ayer una difícil visita a Chile jalonada por polémicas, antes de emprender viaje a Perú, donde también le espera una agenda compleja. El pontífice no habló de la demanda marítima boliviana, tal como espera- ba el Gobierno de Evo Morales, que pidió su mediación.

En su última misa, en una playa del Pacífico, en el norte de Chile, ante 50.000 personas (donde se esperaban 400.000), el papa habló del asunto más emblemático de su pontificado: la defensa de los migrantes.

Defensor de las “periferias” allá donde va, eligió Playa Lobito, a 20 km de Iquique para enarbolar la defensa de los migrantes, un día después de abogar en Temuco, en plena tensión por el conflicto mapuche, por la unidad y el reconocimiento de los pueblos originarios y condenar la violencia.

Escándalos sexuales

Pero durante su visita a Chile, destinada en buena medida a restañar las heridas de una Iglesia chilena desacreditada por su silencio ante los escándalos de abusos sexuales, el papa multiplicó las declaraciones de contrición, aunque finalmente defendió a un obispo acusado de encubrirlos.

“No hay una sola prueba en contra, todo es calumnia. ¿Está claro?”, contestó el papa a periodistas chilenos que le preguntaron a su llegada a Iquique, por qué no apartaba al obispo Juan Barros.

Nombrado en enero del 2015 por el papa obispo de Osorno, Barros, de 61 años, está acusado por las víctimas del sacerdote Fernando Karadima, uno de los casos más emblemáticos de los abusos del clero en Chile, condenado por el Vaticano en 2011 por pederastia, de encubrirlo.

“El día que me traigan una prueba contra el obispo Barros, ahí voy a hablar”, aseguró el pontífice a una periodista chilena.

El obispo acompañó al pontífice durante su visita al país. En Santiago y en Temuco concelebró las multitudinarias misas y también estuvo presente en Iquique, donde un abrazo del papa inflamó las redes sociales.

Los familiares de las víctimas reclamaban una señal mucho más clara y contundente contra los abusadores de menores.

Cerca de 80 religiosos están acusados de haber perpetrado abusos sexuales a menores desde el año 2000 en Chile.  

No habló del mar

El ministro de Relaciones Exteriores de Chile, Heraldo Muñoz, dijo que el papa Francisco no se refirió durante su visita al país al conflicto con
Bolivia porque conoce y respeta la opinión del Gobierno al respecto.
“Esta fue una visita tranquila, sin sobresaltos, de respeto mutuo entre el Estado de Chile y el Estado Vaticano, una visita que ha movido a los fieles chilenos y que se ha visto -quizás- perturbada por la situación del obispo (Juan) Barros”, declaró el canciller a radio Cooperativa.

Desde la medianoche, entre el mar y las montañas, los fieles  muchos menos de los previstos- aguardaban en la arena para asistir a la última misa de Francisco en Chile.

En esta región vecina de Perú y Bolivia, donde uno de cada diez ciudadanos es extranjero, el papa alertó sobre la explotación y la discriminación que sufren los inmigrantes. “Estemos atentos a todas las situaciones de injusticia y a las nuevas formas de explotación”, a la “precarización del trabajo”, a que se “aprovechen de la irregularidad de muchos inmigrantes” y a la “falta de techo”, dijo el papa.

El papa Francisco entronizó la imagen de María, que tiene su morada en la localidad de La Tirana, a 70 km de Iquique, como ‘reina y madre’ de Chile.

Antes de emprender viaje a Perú, donde realizará una visita de tres días, el pontífice se reunió con un representante de las víctimas de la dictadura (1973-1990). En el aeropuerto el papa fue despedido por la presidenta de Chile, Michelle Bachelet.

En Lima el papa recibió la bienvenida al pie del avión del presidente de Perú, Pedro Pablo Kucyznski, para luego darse un baño de multitudes en su recorrido hacia la Nunciatura Apostólica, lugar donde pasó la noche.

Socorrió a una policía que se cayó de un caballo y casó a una pareja de tripulantes de su avión

El papa Francisco se bajó súbitamente del papamóvil en su trayecto por la ciudad de Iquique, en el norte de Chile, para asistir a una policía de su escolta que se cayó del caballo que montaba.

En medio del trayecto, tras percatarse de la caída de la policía, Francisco hizo detener el papamóvil y se bajó rápidamente para asistir a la mujer. Estuvo unos minutos ahí, hasta que llegó una ambulancia y él siguió con su desplazamiento.

Por otra parte, ayer se supo que el pontífice casó a una pareja de la tripulación del vuelo en el que viajaba desde Santiago de Chile hacia la ciudad norteña de Iquique, un hecho “histórico” ya que nunca un pontífice hizo este gesto. Los dos tripulantes del vuelo de la compañía son Carlos Ciuffardi y Paula Podest Ruiz, que estaban casados por lo civil y tienen dos niñas y hace más de siete años, cuando se iban a casar, la Iglesia en la que habían decidido celebrar el matrimonio se derrumbó por el terremoto de 2010. 

Agenda en Perú 

Viernes, con amazónicos
Hoy, el papa Francisco visitará las ciudades peruanas de Trujillo y Puerto Maldonado, donde se reunirá con pueblos amazónicos.

Reunión con kuczynski
Por la tarde, el mandatario dará la bienvenida al papa en el Palacio de Gobierno, donde recibirá el saludo de las autoridades de Estado, el cuerpo diplomático y la sociedad civil.

Sábado, en Huanchaco
El sábado, el jefe de Estado viajará a la ciudad norteña de Trujillo para participar en la misa en la playa de Huanchaco para medio millón de personas.

Domingo, en Las Palmas
Finalmente, el domingo Francisco celebrará una misa en la base aérea de Las Palmas, en Lima, que se estima congregará a más de un millón de personas.

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