El Tribunal Supremo Electoral tiene hasta el 17 de septiembre para decidir sihabilita o no la candidatura de Lula da Silva. Ninguno ganaría en primera vuelta

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27 de agosto de 2018, 9:55 AM
27 de agosto de 2018, 9:55 AM

Mientras el Partido de los Trabajadores (PT) se aferra a una eventual candidatura del expresidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, primero en las encuestas con casi el 40% de la preferencia, el candidato ultraderechista Jair Bolsonaro endurece su discurso frente a las elecciones presidenciales del 7 de octubre, marcadas por la incertidumbre.

Después de casi cinco meses en prisión, Lula da Silva sigue escalando en las encuestas y permanece omnipresente en la campaña electoral del PT, que ha recurrido a la imagen del exsindicalista para mantenerse a flote. Desde la cárcel de Curitiba, Lula continúa manteniendo las riendas del partido y guía los pasos de su compañero de fórmula y posible sustituto en la carrera electoral, Fernando Haddad, quien lo visita casi semanalmente en su también condición de abogado.

El exministro y exalcalde de San Pablo se ha alzado como el portavoz del antiguo líder sindical y podría convertirse en el candidato del partido si finalmente la justicia impide a Lula disputar las elecciones del 7 de octubre. Pero el expresidente, al frente de las encuestas demoscópicas con cerca del 40% de intención de voto, es consciente de que el PT y su pupilo necesitan de él si quieren continuar vivos en la batalla electoral y por eso su imagen y su nombre les acompaña en todo momento. Aunque el PT no lo ha reconocido explícitamente, Haddad es el ‘plan B’ si la justicia electoral decide vetar la candidatura de Lula y por ello el partido confía en que el extornero mecánico consiga transferirle parte de sus votos hasta el 7 de octubre. Sin Lula, los indecisos aumentan y Bolsonaro se coloca al frente con un 20% de votos, mientras que Haddad tan solo obtendría el 4%, un porcentaje insuficiente si el PT quiere llegar a una segunda vuelta en las elecciones de octubre. Por su parte, Jair Bolsonaro, uno de los favoritos para las elecciones de octubre en Brasil, ha endurecido su discurso en el inicio de la campaña, luego de que las encuestas insinuaran que puede perderse en su propio laberinto.

El excapitán del Ejército mantiene en torno a un 20% de las intenciones de voto, que lo sitúan en segundo lugar si Lula da Silva, preso por corrupción, logra salvar los obstáculos legales que pueden impedir su candidatura y lidera en el caso de que el expresidente sea vetado por la Justicia electoral. Pero dos encuestas publicadas esta semana ponen en duda su real potencial electoral, pues si bien indican que tiene la preferencia de los votantes para una primera vuelta, coinciden en que las cosas se le pondrían cuesta arriba en la segunda y definitiva votación.

 

ENTREVISTA / MARCIO AGUIAR CIENTISTA POLÍTICO BRASILEÑO

“Aún si lo habilitan, Lula no ganaría en primera vuelta”

 

El escenario no podía ser más incierto. Más de un tercio del electorado apoya a Lula da Silva, pero el expresidente está en manos del Tribunal Supremo Electoral (TSE). A la derecha está Jair Bolsonaro, que tampoco alza vuelo para despejar las dudas antes de las elecciones del 7 de octubre.

Si el 17 de septiembre, el TSE habilita a Lula, ¿qué impacto tendrá en el proceso? ¿Ganaría en primera vuelta? ¿Resolvería la incertidumbre?

De acuerdo con la encuesta del Instituto Datafolha y TV Globo, realizada entre los días 20 y 21 de agosto, el expresidente Lula tiene un 39% de intención de voto; sin embargo, no ganaría la disputa en primera vuelta. Él también lidera las encuestas para la segunda vuelta. Las incertidumbres en relación con Lula son más en el escenario político que en el mercado financiero. No creo en grandes cambios.

¿Hay varios escenarios para las elecciones presidenciales en Brasil? ¿Qué impacto tendrían unas elecciones sin Lula da Silva?

Sí, es posible. En el caso de que Luiz Inácio Lula da Silva quede fuera de las elecciones, abrirá espacio para nuevos candidatos, tanto de izquierda y de derecha, generando un escenario pulverizado. Es decir, más candidatos que disputan el mismo electorado. La tendencia es que la izquierda pierda espacio y algún candidato más a la derecha en el espectro político gane las elecciones del 7 de octubre.

¿En el fondo Brasil aún no ha resuelto su crisis política vinculada con la corrupción. ¿Cómo cree que la pueda encarar un eventual Gobierno de Lula u otro al mando de Bolsonaro?

Sí, Brasil aún no se ha recuperado totalmente de su crisis política y el elector percibe esto. La imagen del Partido de los Trabajadores (PT) está muy ligada a la corrupción, tanto que en un escenario sin Lula, Fernando Haddad, del mismo partido, quedaría apenas en 6º lugar en la disputa. Es decir, el elector de Lula no es lo mismo que votaría por otro candidato del PT. En este caso, los votos se pulverizan. Lula es el “dueño” del voto y no su partido. En un eventual nuevo gobierno Lula, no creo que Brasil estaría libre del fantasma de la corrupción. Por otro lado, con Jair Bolsonaro sería una gran incógnita, por eso mismo aparece con un 39% de rechazo, seguido de Lula con el 34%.

¿Qué tan creíble es la investigación de Sergio Moro? ¿Hay una verdadera separación de poderes? O la justicia también está actuando en función de cálculos políticos coyunturales?

Este es un debate que desde hace mucho tiempo viene pautando la arena académica, la politización de la justicia brasileña. Sergio Moro es visto por una parte del país como “el héroe” brasileño y como “el villano” por la otra parte. Hasta qué punto su investigación es exenta, solo un estudio más profundo podría apuntar, creo. Pero es verdad que el poder judicial brasileño en todas sus instancias sufre influencias políticas. La crisis del PT es terminal o hay margen para la renovación? Algunos expertos llegan a “marcar” el fin de la izquierda, sobre todo del PT. La crisis existe, más creo que se da justamente por el hecho de que los partidos de izquierda no renuevan sus liderazgos, con rarísimas excepciones.