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China ejecuta a hombre que mató a 3 vecinos para vengar la muerte de su madre

El hombre de 36 años, llamado Zhang Koukou, fue sentenciado a la pena capital por el Tribunal Supremo de Hanzhong (centro de China) a principios de este año, en una sentencia que fue confirmada por el SPC en abril después de que el acusado presentara un recurso

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17 de julio de 2019, 6:35 AM
17 de julio de 2019, 6:35 AM

China ejecutó este miércoles a un hombre acusado de matar a tres vecinos en la Fiesta de la Primavera del año pasado, en venganza por la muerte de su madre a manos de uno de ellos en 1996, informó el Tribunal Supremo (SPC, por sus siglas en inglés) del país asiático.

El hombre de 36 años, llamado Zhang Koukou, fue sentenciado a la pena capital por el Tribunal Supremo de Hanzhong (centro de China) a principios de este año, en una sentencia que fue confirmada por el SPC en abril después de que el acusado presentara un recurso.

El 15 de febrero del 2018, coincidiendo con la celebración del Año Nuevo Lunar, Zhang mató a su vecino Wang Zixin, de 70 años, y a dos de sus tres hijos, Wang Xiaojun, de 46 años, y Wang Zhengjun, principal responsable de la muerte de la madre de Zhang, de 40.

En esa fecha, Zhang siguió a los dos hermanos mientras regresaban a casa, y les asestó varias puñaladas hasta causarles la muerte.

Después se dirigió a la residencia familiar e hizo lo propio con el patriarca de la familia, Wang Zixin, y acto seguido quemó el coche de uno de los hermanos con gasolina.

Los hechos por los que clamó venganza en ese entonces se remontan a 1996, cuando la madre del condenado, Wang Xiuping, murió tras una discusión con Wang Zhengjun, el menor de los tres hermanos, quien la golpeó con un trozo de madera en la cabeza.

El joven de los Wang, que en ese momento tenía 17 años, fue condenado entonces a pasar siete años en la cárcel por "agresión intencionada" y a pagar una indemnización de 9.600 yuanes (unos 1.225 euros), una pena más laxa de lo habitual por la edad del acusado y por las dificultades económicas de su familia.

Según el Tribunal Supremo chino, desde entonces la mente de Zhang "se fue desequilibrando poco a poco", añadiendo que tanto su trabajo como el resto de su vida "han sido insatisfactorios durante muchos años".

Sin embargo, subraya la corte, el acusado "debía enfrentar un duro castigo, ya que cometió delitos muy graves por medios muy crueles".

Así, pese a que Zhang se entregó a la Policía apenas dos días después de consumar el delito, "no se le podía otorgar un castigo más indulgente debido a la severa naturaleza de su crimen".