Desde la “ruta del dinero K” hasta la fábrica de billetes de Amado Boudou, la corrupción es el karma del kirchnerismo. Pero 8 cuadernos escritos por el chofer Oscar Centeno prometen sepultar los sueños de CFK

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13 de agosto de 2018, 11:36 AM
13 de agosto de 2018, 11:36 AM

El caso de los “cuadernos K” o Lava Jato pone en jaque a la reina de la política argentina: Cristina Fernández de Kirchner y compromete las aspiraciones del kirchnerismo de regresar a la Casa Rosada en las elecciones presidenciales de octubre de 2019.

Desde la detención de José López, exsecretario de Obras Públicas nombrado por Néstor Kirchner y luego ratificado por CFK, por el traslado de 9 millones de dólares, armas y joyas a un monasterio de General Rodríguez, hasta los “cuadernos” de Oscar Centeno, que relatan la entrega de millones de dólares en sobornos y aportes de campaña de prominentes empresarios a funcionarios del kirchnerismo, la corrupción se ha transformado en el talón de Aquiles para el proyecto político de los K.

El caso Lava Jato argentino sigue la misma línea de abierto tráfico de influencias y el desvío de fondos tal como ocurrió en 2013 por la denominada “ruta del dinero K” que involucró a Leonardo Fariña y a los empresario Lázaro Báez y Cristóbal López, del grupo Indalo, que llevó a los juicios por el Hotesur, Los Sauces y los hoteles en la Patagonia, que apuntaron hasta Cristina Fernández.

Corrupción que llegó hasta la fábrica de billetes del exvicepresidente Amado Boudou, hombre de máxima confianza de CFK, hoy condenado por tráfico de influencias tras favorecer a una empresa editorial vinculada a su familia.

Julio De Vido se transformó en la figura central de la corrupción kirchnerista. Detenido por tráfico de influencias en el estratégico Ministerio de Planificación Federal, Inversión Pública y Servicios, De Vido está detrás de casi todos los casos que complican  hoy a CFK y sus colaboradores.

Pero será la trama descubierta por el periodista de La Nación, Diego Cabot, la que puede establecer este “jaque mate” a Cristina Fernández y su entorno político más íntimo.

El escándalo de los cuadernos K o Lava Jato argentino ha sacudido a la política argentina y promete, como en Brasil, sacudir las estructuras más sensibles de la relación incestuosa entre empresarios y políticos vinculados a multimillonarias obras públicas.

Unas 16 personas, entre empresarios y exfuncionarios de los gobiernos de Néstor y Cristina Fernández, se encuentran detenidas en Argentina, investigadas en una novelesca trama de corrupción que puede alcanzar hasta 160 millones de dólares.

Los ocho “cuadernos de la corrupción” fueron entregados en fotocopia en enero a Diego Cabot. Tras analizarlos por varias semanas, el reportero los entregó a la justicia. El jueves 2 de agosto, al día siguiente de las detenciones de los empresarios y exfuncionarios, el diario comenzó a publicar extractos en facsímil de las curiosas páginas.

 

El chofer de los apuntes

 

El personaje más pintoresco es Oscar Centeno, chofer en el ministerio de Planificación.

Durante diez años tomó apuntes en cuadernos que describen recorridos por Buenos Aires con su jefe, el ex viceministro de Planificación Roberto Baratta, para llevar bolsos repletos de dólares en efectivo de supuestas coimas pagadas por empresarios que obtenían beneficios den obras públicas.

Esas anotaciones son la base de la investigación, que se encuentra bajo secreto de sumario. Militar retirado, Centeno es descrito como un hombre obsesivo. Se casó dos veces y tiene 13 hijos.

 

Fernández y sus funcionarios

 

El ex viceministro Baratta es el exfuncionario de más alto rango detenido en este caso.

Su jefe, el exministro de Planificación Julio de Vido, ya se encontraba en prisión por otra causa vinculada a corrupción. También fueron arrestados otros exfuncionarios del ministerio.  

Los cuadernos son muy comprometedores para Néstor Kirchner, fallecido en 2010, quien aparece nombrado varias veces.

Bonadio citó a indagatoria a la expresidenta Cristina Fernández (2007-2015) para mañana. Como senadora, Fernández goza de fuero parlamentario y aunque puede ser juzgada no puede ser detenida.

 

Empresarios complicados

 

Aunque en Argentina han estallado otros escándalos de corrupción referidos a los gobiernos de Néstor Kirchner y Cristina Fernández, esta es la primera vez en que los empresarios se ven implicados en gran número.

Son la mitad de los detenidos. Algunos están vinculados con el kirchnerismo, pero otros son del entorno del actual gobierno, como Javier Sánchez Caballero, exdirectivo de IECSA, la compañía que perteneció al grupo empresarial de la familia de Mauricio Macri.

El caso de los “cuadernos K” ya comienza a desatar un efecto dominó entre los empresarios. El juez Bonadio solicitó a la Administración Federal de Ingresos Públicos ( AFIP ) que analice los números de todas las empresas que admitieron o se sospecha que pagaron sobornos al equipo del entonces ministro de Planificación Federal, Julio de Vido.

La orden de Bonadio implicará, en la práctica, que todas las empresas que confesaron que tenían dinero en negro, fuera de sus balances, afrontarán acusaciones administrativas por evasión, con penalidades que pueden llegar al 70% de los montos de los sobornos, como así también en sede judicial, en el fuero Penal Económico, aunque las derivaciones llegarán tan lejos como hasta Estados Unidos.

 

El juez de la causa

 

Claudio Bonadio es conocido por llevar las principales causas contra Cristina Fernández y sus cercanos.

Ha acusado a la expresidenta por un memorándum con Irán, relacionado con la investigación del atentado a la mutual judía AMIA en 1994, y también mantiene un proceso en su contra por operaciones financieras de venta de dólar a futuro. Fue además quien procesó al exministro De Vido.

 

 

“Todos los caminos llevan a...” ¡los Kirchner!

 

José Rafael Vilar / Analista político

 

Y no “a Roma” porque la Ciudad Eterna no era un paraíso para esconder dinero.

La Era K: con falsa calma después de la tormenta de 2002 (De la Rúa en helicóptero a su casa, no al exilio como otros helicoescapados) y demagogia populista, la nueva banda (antes fue la de Perón y Evita) asaltaba la Argentina.

Muchos procesos y juicios sobre esa Era delincuencial se acumulaban desde que la Banda K perdió el poder, muchísimos sobre la solitaria anciana sobreviviente del matrimonio cleptócrata. Pero lo que no pudo ni el asesinato de Nisman lo logró una pelea arrabalera por repartija de bienes conyugales: la esposa de un antiguo remisero denunció a su exmarido de mover “bolsas con dinero” y comprar propiedades; luego aparecieron ocho cuadernos (como sus guardapolvos, los que se utilizan en todas las escuelas fiscales) donde el exmarido y excómplice de la corrupción (ahora “arrepentido”) anotaba con minuciosidad de escolar primario (o de avaro usurero cual Aliona Ivánovna rioplatense) todo lo que trasladaba: empresarios y grandes bolsas con millones (que, como la “monja” López, fueron “la moda K”) llevadas a “La Corona” (Néstor y, luego, CFK) y sus secuaces.

Laboriosa tarea del exremisero para futuros chantajes que, sorpresivas pruebas incuestionables, destapó las mayores ramificaciones de la perversa asociación entre empresarios y funcionarios para esquilmar el Estado a través de las obras públicas.

Un Lava Jato argentino creciente y demoledor según la justicia avanza en lo que Ricardo Kirschbaum (del diario Clarín) llamó “la bitácora de la coima” y que también tendrá consecuencias imprevisibles para la política y la gran empresa argentina (involucra Techint, su mayor multinacional) y empieza a saltar a los vecinos. Como en Brasil, es la hora de la justicia. Pero ¿dónde está ahora la guita?