El 15 de marzo de 2011, comenzaron unas protestas sin precedentes que dieron inicio a una crisis que ha devastado al país

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26 de noviembre de 2017, 10:09 AM
26 de noviembre de 2017, 10:09 AM

Desde la represión sangrienta de manifestaciones prodemocráticas hasta la implicación de grupos yihadistas y la intervención de potencias internacionales, éstas son las grandes etapas de la guerra que ha dejado más de 330.000 muertos y millones de desplazados en Siria.

Revuelta y represión

El 15 de marzo de 2011, comenzaron unas protestas sin precedentes en el país, gobernado con mano de hierro desde hace 40 años por la familia Asad. Bashar, el hijo, sucedió en 2000 a su padre, Hafez.

En Damasco se organizaron algunas manifestaciones pequeñas, violentamente reprimidas. Pero fue en Deraa (sur) donde el movimiento cobró fuerza.

El régimen denunció una "rebelión armada de grupos salafistas".

En julio, un coronel refugiado en Turquía anunció la creación del Ejército Sirio Libre (ESL), compuesto por civiles que se unieron a la rebelión y dirigido por desertores. Varios grupos islamistas se sumaron a la rebelión. 

La aviación, mayor baza del régimen

En marzo de 2012, el ejército retomó el control del bastión de la rebelión en Homs (centro), tras un mes de bombardeos. También llevó a cabo varias operaciones sangrientas, sobre todo en Hama (centro), tras inmensas manifestaciones contra el régimen. 

En julio, el ESL lanzó la batalla de Damasco. El gobierno logró conservar el control de la capital, pero los rebeldes conquistaron algunas zonas de las afueras. 

A partir de 2013, los helicópteros del régimen comenzaron a arrojar barriles llenos de explosivos sobre los sectores rebeldes. 

Intervención de Hezbolá

Desde abril de 2013, el líder del movimiento islamista libanés Hezbolá, aliado de Irán, reconoció que intervenía en Siria para ayudar a los soldados del régimen. 

Envío miles de combatientes para ayudar a las tropas sirias, mientras que el Irán chiita se convirtió en el mayor aliado regional de Bashar Al Asad. 

Ataques químicos

El 21 de agosto de 2013, un ataque con gas sarín contra dos zonas controladas por los rebeldes cerca de Damasco dejó cientos de muertos.

Estados Unidos, que calcula que murieron al menos 1.429 personas, entre ellas 426 niños, acusó al régimen. 

En septiembre, un acuerdo entre Moscú, aliado de Asad, y Washington sobre el desmantelamiento del arsenal químico sirio evitó que Estados Unidos bombardease posiciones del ejército de Damasco. 

En abril de 2017, un ataque con gas sarín dejó más de 80 muertos en la ciudad rebelde de Jan Sheijún (noroeste), lo que llevó a Washington a atacar una base aérea. 

Auge yihadista

En enero de 2014, la hostilidad entre los yihadistas del Estado Islámico en Irak y en el Levante (EIIL) y los grupos rebeldes evolucionó hacia una guerra abierta en el norte. 

El EIIL, rebautizado después Estado Islámico (EI), conquistó Raqa, primera capital provincial que quedó fuera del control del régimen. 

La ofensiva yihadista permitió a Damasco consolidar su discurso sobre la "lucha contra el terrorismo". 

Coalición 

En septiembre de 2014, una coalición internacional dirigida por Estados Unidos lanzó, después de Irak, sus primeros bombardeos contra el EI en Siria. 

Los kurdos de Siria, que desde 2013 habían establecido una administración autónoma en zonas del norte, le arrebataron regiones clave al EI con el apoyo de la coalición.

Moscú, al rescate de Asad 

El 30 de septiembre de 2015, Rusia emprendió una campaña de bombardeos para apoyar a las tropas gubernamentales, en dificultades frente a los yihadistas. 

El apoyo de Rusia, que empleó todo su poderío militar, ayudó enormemente al régimen y permitió que este recuperara totalmente Alepo (norte) a finales de diciembre de 2016.

Putin prepara el posconflicto

En enero de 2017, Rusia, Irán y Turquía organizaron en Astaná (Kazajistán), sin la implicación de Washington, unos diálogos en los que participaron representantes del régimen y una delegación rebelde.

El proceso de Astaná desembocó en un acuerdo para la puesta en marcha de cuatro "zonas de distensión" en varias regiones, si bien los combates no cesaron completamente. 

Desde entonces, Moscú intenta encontrar una solución política para el conflicto en este proceso.