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Búsqueda de submarino se dilata tras descartarse otros dos indicios

El grueso del parte de la Armada  estuvo centrado en los detalles en torno a la inspección, por parte de material ruso de alta tecnología, de dos objetos que habían sido detectados por sensores

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9 de diciembre de 2017, 13:30 PM
9 de diciembre de 2017, 13:30 PM

La búsqueda del submarino argentino San Juan se dilata después de que este sábado se descartara cualquier vínculo con dos objetos detectados en el fondo del Atlántico, por lo que la atención se centra ahora en analizar si otros dos contactos son el sumergible, desaparecido hace 24 días con 44 tripulantes a bordo. 

"Todavía no tenemos ninguna fecha establecida de finalización de esta base de búsqueda", señaló el portavoz de la Armada, Enrique Balbi, desde la sede central del cuerpo en Buenos Aires, donde a diario informa a la prensa sobre las operaciones de búsqueda del sumergible militar.

El grueso del parte de este sábado estuvo centrado en los detalles en torno a la inspección, por parte de material ruso de alta tecnología, de dos objetos que habían sido detectados por sensores, a 833 y 940 metros de profundidad. Balbi destacó que ninguno de los dos tiene algo que ver con el sumergible, por lo que solo queda por visualizar uno de los seis "contactos" que en las últimas dos semanas se detectaron en el lugar donde se busca la nave, que el 15 de noviembre comunicó por última vez su localización, a 430 kilómetros de la costa argentina.

A ese objeto que queda pendiente, del que se va a encargar el buque Atlantis de Estados Unidos con su equipamiento a bordo, se suma ahora otro contacto sentido en una zona al norte del área de búsqueda. "Había sido detectado en los últimos días por el buque oceanográfico de la Armada Argentina Austral y va a ser visualizado posteriormente al que faltaba todavía por visualizar y lo va hacer el Atlantis", explicó Balbi.

El área de operaciones en el océano abarca 40.000 kilómetros cuadrados, aunque la de mayor concentración de las unidades de búsqueda es de aproximadamente 4.000 kilómetros cuadrados, entre los 200 y los 1.000 metros de profundidad. La zona fue delimitada en torno a un sector del océano en el que varias agencias internacionales registraron que había habido una explosión horas después de desaparecer el submarino, cerca de donde se perdió su pista.

No obstante, una de las principales hipótesis es que ese ruido puede estar relacionado con la avería de la que el submarino informó a tierra la noche anterior a que se le perdiera la pista. Primero por teléfono y después por escrito, el comandante alertó a sus superiores que había entrado agua por un conducto de ventilación (snorkel), que se filtró en el compartimiento de las baterías eléctricas y produjo un principio de incendio.

Según la Armada, ese fallo fue subsanado y el submarino pudo seguir navegando hacia Mar del Plata, adonde tenía que haber llegado el 19 de noviembre. Sin embargo, no han sido pocos los momentos controvertidos en todo este tiempo, principalmente por el desacuerdo de los familiares con la decisión de la Armada de seguir buscando el buque pero descartando trabajos de rescate de la tripulación, ya que por el tiempo transcurrido y las circunstancias extremas, en el fondo del mar, las autoridades descartan que haya supervivientes.

El capitán de navío Balbi agregó que se desconoce hasta cuándo podrán seguir trabajando los países extranjeros que están colaborando con el rastrillaje, de cuyo material de alta tecnología depende el operativo. Los buques que participan en el operativo -de Argentina, Chile, Brasil, Rusia y Estados Unidos- han barrido casi dos veces esa área y siguen insistiendo.

No obstante, el viernes ya se conoció que se aumentó la zona de búsqueda hacia la parte norte, siguiendo la dirección que llevaba el submarino hacia su base, en la localidad bonaerense de Mar del Plata, cuando desapareció, dos días después de salir del puerto austral de Ushuaia.