Morales fue el principal opositor de De Mesa cuando era presidente. Hoy, los roles cambiaron y el exmandatario se convierte en el rival del líder del MAS.

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14 de octubre de 2018, 4:00 AM
14 de octubre de 2018, 4:00 AM

Eran las 13:34 del 12 de octubre de 2003. Carlos de Mesa almorzó un plato paceño en la residencia presidencial con Gonzalo Sánchez de Lozada. La charla era cordial. Goni fumaba un puro y mientras su entonces vicepresidente le advertía: “Los muertos te van a enterrar”. Fue el último diálogo formal entre ambos. Días antes, el dirigente Evo Morales se alzaba, junto a cocaleros de Chapare, contra los dignatarios de ese entonces y exigía la redacción de una nueva Ley de Hidrocarburos y la consolidación de la Asamblea Constituyente.

Ambas figuras siguen vigentes y están inmersas en la actual batalla electoral ante la nula renovación de cuadros en la política boliviana. El analista Carlos Cordero remarca que los políticos bolivianos “no se jubilan”. Pero destaca que la ausencia de renovación de cuadros políticos en los partidos del país es la constante. Es por eso que Morales y De Mesa, junto a otros líderes, siguen vigentes en la actualidad. “El tema de la renovación y juventud es en realidad un mito, es un lugar común, pero no es verdad.

En la década de los 80 fuimos gobernados por hombres que hicieron una revolución en los años 50, o sea, Paz Estenssoro, Hernán Siles Zuazo, eran hombres de la revolución del 50. Ese 12 de octubre de hace 15 años, mientras Sánchez de Lozada y De Mesa conversaban en la zona de San Jorge de La Paz, en la ciudad de El Alto se vivía una masacre en la que 26 personas perdieron la vida y más de un centenar resultaron heridas por la militarización. El pueblo alteño se organizó contra el Gobierno de Sánchez Lozada ante la intención de exportar gas natural a Estados Unidos por Chile.

La población bloqueó las vías y la salida de cisternas de la planta de Senkata. Con el argumento de que tiene la obligación constitucional de abastecer de combustible a La Paz, el Ejecutivo se abrió paso con disparos contra personas que bloqueaban las calles.

Ese 12 de octubre Evo Morales no estaba en el país. Llegó dos días después desde Venezuela. El 14 se reunió con Roberto de la Cruz, en ese entonces líder de la Central Obrera Regional (COR) de El Alto.

La charla fue cordial y en esa cita revisaron el documento del modelo de nacionalización Marcelo Quiroga Santa Cruz que habían elaborado con Álvaro García Linera, Mirko Orgaz y Jaime Solares. Evo se reincorporó a la lucha tres días antes de que Gonzalo Sánchez de Lozada huya del país rumbo a Estados Unidos.

La reunión del 14

De la Cruz ahora está decepcionado de Evo.  Lo recuerda como un dirigente con mucho arrastre en Chapare, pero cuando estaba en La Paz requería, dice, de otros colegas para enarbolar la lucha sindical contra los partidos neoliberales. “Me dijo: ‘Compañero Roberto, ya estoy en Bolivia. Estoy en condiciones de tomar una avioneta particular para llegar (a La Paz)’. El 14 de octubre nos reunimos y cuando le mostré el documento sobre la nacionalización, me preguntó por una cholita de El Alto. Me decepcionó”, relata De la Cruz. Luego de la huida de Sánchez de Lozada asumió la Presidencia Carlos de Mesa. Duró un año y seis meses. En la primera etapa, tuvo respaldo del MAS, pero renunció ante las presiones por no lograr la nacionalización de recursos naturales ni convocar la Asamblea Constituyente.

Luego llegó Eduardo Rodríguez Veltzé, después de que las movilizaciones impidieran la sucesión presidencial y obstruyeran que los presidentes del Senado y de Diputados pudieran asumir. Rodríguez Veltzé llamó a elecciones. En octubre de 2005, Evo Morales es electo presidente. Asume el 22 de enero de 2006 y desde esa fecha se mantiene en el poder entre críticas y apoyo.

De la Cruz lamenta que en el MAS y en la dirigencia sindical no haya un recambio. Señala que ese factor se debe a que los allegados al jefe de Estado, y el propio mandatario, bloquean liderazgos en auge. “Vimos en un momento el crecimiento de liderazgos sindicales, David Choquehuanca, Fidel Surco, ¿ahora dónde están? Están opacados por el mismo Evo”, señala. En el análisis del politólogo Marcelo Silva la falta de cuadros políticos se debe a que existen caudillos en la política boliviana. Divide al oficialismo para emitir su opinión. “Evo Morales es la razón de vida del Movimiento Al Socialismo (MAS).

Es imposible pensar en una reproducción del MAS sin la presencia de Evo Morales. Este fenómeno pocas veces se presenta en la historia de los países.

Morales marca una presencia con el apoyo de las organizaciones sociales y populares de Bolivia”, destaca el politólogo. En la oposición también ve un estancamiento en la renovación de líderes. Dice que Carlos de Mesa ya fue parte de la política en 2003 junto al Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR). “Si bien tuvo un lapso ausente desde esa época, estuvo involucrado de cierta manera en la política”, remarca Silva.

El modelo caudillista

El analista Carlos La Ruta también cuestiona la ausencia de renovación de cuadros políticos en Bolivia. Se enfoca en el MAS y ve un partido caudillista desde que Evo Morales ingresó a la política cuando era diputado en 1997. “No dejó crecer a líderes como Santos Ramírez, ahora metido en un escándalo de corrupción, a Edmundo Novillo, a Óscar Coca, a Gustavo Torrico, a Filemón Escobar.

Siempre opacó a sus allegados, ya sea por su capacidad y por su capricho y ambición de poder”, opina. De Mesa dejó la alianza con Sánchez de Lozada el 13 de octubre de 2003. Cuatro días después juraba como presidente de Bolivia en el viejo Congreso. Ese 13 de octubre, el Gobierno aprobó un decreto en el que establece que no se venderá gas natural al exterior hasta que no se consulte con la población y los sectores sociales. Pese a ello, la situación se radicaliza con manifestaciones, una huelga de transportes que paraliza la ciudad de La Paz y violentos enfrentamientos. De Mesa ya ini

Estrategia sigue su curso y puede tardar un par de años

El abogado Thomas Becker anuncia que el proceso no concluyó con la decisión del juez James Cohn, que dijo que Sánchez de Lozada y Sánchez Berzaín no son culpables de las muertes de 2003 en El Alto.

El abogado de las víctimas de octubre de 2003, Thomas Becker, informa que la apelación a la decisión judicial de Estados Unidos que liberó de culpa a Gonzalo Sánchez de Lozada y Carlos Sánchez Berzaín está en proceso de elaboración y anuncia que esta medida puede demorar un par de años, ya que se cambiará el juzgado. Si el panorama sigue adverso, existen más pasos que seguir.

En abril de esta gestión, y por unanimidad, el jurado ciudadano de la Corte Federal de Fort Lauderdale de EEUU halló como responsables a Sánchez de Lozada y a Sánchez Berzaín de las “muertes extrajudiciales” de octubre de 2003. Sin embargo, un mes después, el juez James Cohn, de la Corte de Distrito de Florida, revirtió el fallo de un tribunal ciudadano. Frente a esa decisión, el abogado Becker, uno de los que representa a las familias, anunció una apelación que puede demorar un par de años.

“El juicio no terminó con la decisión del juez James Cohn. El proceso sigue porque nosotros apelamos la decisión del juez. Esto puede durar uno o dos años y lo hicimos inmediatamente conocimos la decisión judicial, que para nosotros fue muy injusta. Creemos que el juez se equivocó, porque el pueblo, a través del jurado, dijo que las muertes fueron provocadas”, destaca Becker. El abogado resalta que si la apelación es negativa, se puede acudir a la Corte Suprema de Justicia de Estados Unidos. Ese trámite puede durar otro par de años, remarca. Los gastos económicos de este proceso corren por parte de varias ONG y la Universidad de Harvard, a través de su Observatorio de DDHH.

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