Parte de estos actos tradicionales se han ido perdiendo en este antiguo pueblo cruceño, donde los habitantes más celosos de sus costumbres los tratan de perpetuar. Todo quedó listo para la fiesta de hoy. Las vías de acceso están habilitadas

El Deber logo
23 de junio de 2018, 11:00 AM
23 de junio de 2018, 11:00 AM

La tricentenaria fiesta de Porongo en honor a su patrono, San Juan Bautista, es una vívida demostración de fe de sus pobladores, que, entre hoy y mañana, reeditarán sus costumbres ancestrales, como pisar brasas a la medianoche, armar minicorrales con arena detrás de la puerta, guasquear a los hijos y a los árboles frutales para que crezcan y den frutos o asentar en medio patio una fuente con agua para invocar la salida del sol en pleno invierno para asegurar una buena cosecha durante el año.

Estos rituales se entremezclan con la devoción de su gente por el santo patrono, entronizado en el templo al estilo jesuítico que lleva su nombre, y que domina el panorama desde el lado norte de la plaza principal del pueblo, donde el 24 de junio por la mañana se celebra una misa, a cuyo término empieza la procesión de los feligreses que recorren las calles principales con la estatua de San Juan a cuestas.

En dicha manifestación asoma la danza de los turcos, un baile con pasos ininteligibles en el que participan bailarines ataviados con chulos multicolores adornados con cintas y espejitos circulares; visten camisas y pantalones blancos, con fajas verde y rojo  y abarcas. Bailan al compás de las notas de un violín y de una caja de percusión. En el ritual, un personaje denominado el viejo, que representa a la oscuridad, y otro que personifica al sol se enfrascan en una pelea en la que siempre vence el astro rey, detalló Roberto Muñoz, director del ballet municipal. 
El jolgorio popular se consuma con los juegos tradicionales: el palo ensebao, la tarasca, pato enterrao, la tinaja (con los ojos vendados), carrera de embolsaos, el topo, el enchoque y otros.

Leyendas vivas
La profesora Aida Velasco Susano (65) es una de las principales promotoras de las costumbres porongueñas en la fiesta de San Juan, en la que las mujeres preparan el aromático sucumbé para calentar la noche.

“Nuestras costumbres son para agradecer por la abundancia. Los que pisan brasas lo hacen para pagar alguna promesa que le hicieron al santo San Juan. Otros, aunque cada vez menos, ponemos al mediodía en el patio un bañador con agua invocando al sol, pues por estas fechas normalmente el sol se esconde por el invierno. Si el sol sale, habrá una buena cosecha, si no, es un mal augurio. Antes, el 24 la gente daba guasca a sus hijos sin motivo aparente, porque había la creencia de que si no lo hacían, los muchachos iban a quedar petisos. También se le echaba guascas a los árboles frutales para que den frutos en abundancia. Yo lo comprobé una vez con mi planta de grey que no daba. La amenacé con darle unos cimbrones y desde esa vez cada año carga un montón”, dijo la profe Aida.

Dabeiba Saavedra explicó que la fiesta de Porongo empieza el 15 de junio, con el rezo de la novena, acto que se llama San Juancito. El 24 es el bautizo de niños, con agua recogida del río Piraí por el párroco Osvaldo Peña.

“Algunas de nuestras tradiciones se están perdiendo. Ya no hay el juego de la sortija (a caballo). Antes, por ejemplo, en la noche de la víspera, armábamos un pequeño corral con arena detrás de la puerta. Al día siguiente aparecían trillas de animales y uno interpretaba si eran de gallinas, de chancho o de otras especies. Eso quería decir que uno iba a tener buena cría en el año”, manifestó Dabeiba, de 70 años.

Muchos habitantes desconocen la historia de la tradicional celebración. El profesor Pablo Edil Vaca explicó que son ritos católicos nacidos desde la misma fundación del pueblo, en 1714, heredados de las reducciones jesuíticas, pues Porongo forma parte de la red jesuítica que empezó en Abapó y siguió por Florida, Piraí, Porongo y Buena Vista, misiones que se convirtieron en fortificaciones para evitar la invasión de los portugueses.

Esperan a los visitantes

Porongo está ubicado a 17 km de la urbe cruceña, cruzando el Piraí. Joel Gutiérrez, director de Turismo del lugar, indicó que las dos vías de acceso, por el Urubó (asfaltada) y por el km 15 (de tierra), están habilitadas.

“Está todo listo para la gran fiesta. Esperamos con los brazos abiertos a nuestros visitantes”, expresó Gutiérrez. Ayer el ajetreo para la puesta a punto era incesante. ‘Todo mundo’ limpiaba las calles; frente al templo yacía un montón de leña para convertirla en brasas, que hoy serán pisadas a la medianoche sin orden establecido por los feligreses más corajudos y creyentes.

Policía insta a no conducir en estado de ebriedad

El plan de operaciones para garantizar la seguridad en la fiesta patronal de Porongo se desarrollará con 82 uniformados, confirmó Igor Ilich
Echegaray, subcomandante de la fuerza del orden en Santa Cruz.
La Policía de La Guardia dispondrá de 50 elementos y el Comando Central apoyará con 32, que se movilizarán en motos y vehículos todoterreno.

“Habrá control en el pueblo y en las rutas de ingreso. Exhorto a la gente a que se divierta sin exceso y a que no conduzcan ebrios”, expresó Echegaray.

Arrecian campañas contra las fogatas y el decomiso de alimentos en mal estado en los mercados

La Alcaldía Municipal, por intermedio de sus departamentos de Mercados y de Inocuidad Alimentaria e Higiene, realizó ayer controles en, al menos, 10 centros de abastecimiento de la ciudad para verificar la sanidad de los productos. Se decomisó carne de res y de pollo en mal estado.

Un portavoz del municipio señaló que se incautaron de 80 kilos de carne, entre ellos 50 kilos de pollo malogrado que estaba exponiéndose a la venta.

“Desde el miércoles estamos haciendo controles. Mañana (por hoy) estaremos verificando en los centros más grandes. Se revisa la fecha de vencimiento, los tipos de chorizos autorizados y que tengan registro sanitario para garantizar el consumo apto del producto. El comerciante infractor está sujeto al decomiso y a sanción”, indicó el vocero.

Por otro lado, el Servicio Departamental de Salud de la Gobernación instó en las calles a la gente a no hacer fuego.  “No a las fogatas, aire saludable sin humo”, fue el mensaje. Jaime Quintero, gerente de la Unidad de Salud Ambiental, dijo que se busca concienciar a las personas para que no hagan fogatas, ya que la quema indiscriminada de toda clase de material es muy dañina para la salud.