El conflicto empezó cuando una de ellas vio como un niño insultaba a su hijo. El local quedó con varios daños y seis personas heridas

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24 de abril de 2018, 10:07 AM
24 de abril de 2018, 10:07 AM

Paradójico. De las broncas de los padres en partidos infantiles de fútbol a las grescas entre madres en parques infantiles, reseña el diario El Mundo, quien dio la noticia que al menos cinco madres fueron identificadas por la Policía española tras una pelea en una piscina de pelotas en Huelva.

Según el informe, todo empezó cuando varias familias asistieron a un parque de juegos y jugaban al bingo, hasta que se vivió una escena en la que un niño se metía con una niña y el afectado fue donde su mamá a contárselo.

Como es habitual, la madre afectada se dirigió a la otra mamá para quejarse de la actitud de su hijo. Ante el reclamo la madre del niño advirtió de que si se metía de nuevo con la niña, no podía volver a entrar en el parque de bolas y lo sacaba de las instalaciones.

Hasta ahí, todo normal. Las familias siguieron jugando al bingo, según el relato de la dueña del local, Rocío Ramblado. Entonces el niño se volvió a meter con la niña y el reclamo de la madre volvió a aparecer.

En instantes, otras madres se unieron a la discusión y empezaron los gritos y golpes por lo que funcionarios del local llamaron a la Policía.

La pelea fue in crescendo y las madres pasaron de las manos a usar otro tipo de utensilios: sillas, mesas, vasos y botellas. En medio de la reyerta, una de las clientas apartó a los niños para protegerlos de los golpes.

El balance de la gresca se saldó con varias personas heridas, entre ellas una mujer con un brecha en la cabeza. En el suceso solo participaron las mujeres, mientras los esposos solo intentaron mediar por la situación que se les fue de las manos.

Los niños gritaban y chillaban y alguno sufrió un ataque de ansiedad al ver el 'espectáculo que estaban dando sus progenitores'. Tuvieron que asistir dos ambulancias para evacuarlos.

Al término de la trifulca, las protagonistas de la reyerta comenzaron a llorar y a pedir perdón a la dueña: "Perdóname, perdóname. ¡Cómo hemos podido llegar a esto! ¡Se nos ha ido de las manos!", se lamentaban.

"Hay cuatro mesas rotas, tres sillas dobladas, el cartel del photocall destrozado.. Todo quedó manchado de sangre, cristales y vasos rotos por las mesas... Además de una reputación del lugar por los suelos", lamentó la dueña que recién abrió su negocio hace seis meses.