Debate. En países como España y Francia, donde el sistema estatal de salud reembolsa en parte o totalmente el costo de las recetas, organismos médicos están cuestionando que se destinen fondos públicos a prácticas cuya eficacia no está científicamente probada. La mecha acaba de encenderse

El Deber logo
8 de abril de 2018, 4:00 AM
8 de abril de 2018, 4:00 AM

Aunque siempre ha dado que hablar en el debate sobre la efectividad de sus métodos para el tratamiento de las más diversas enfermedades, la homeopatía está bajo creciente presión en algunos países de Europa por otros motivos esta vez. ¿Se debe reembolsar con fondos de las arcas públicas la homeopatía cuando su eficacia científica no está probada? la discusión se intensifica sobre esta práctica que suscita opiniones adversas.

Después de varias controversias en ámbitos públicos suscitadas en países como España e Italia, en Francia acaba de estallar una guerra mediática, a raíz de una publicación impresa en la que las medicinas “llamadas alternativas”, empezando por la homeopatía, volvieron a ser tachadas de ser fake, dicho en español, que son falsas.

Sin embargo,el fuego no apunta al método homeopático en si, si no a los recursos que recibe y su procedencia.

Publicado el 19 de marzo por 124 médicos, el artículo denuncia unas “prácticas ni científicas ni éticas, más bien irracionales y peligrosas”, que además son “caras para las finanzas públicas”.  Por ello, los firmantes piden que dejen de ser reembolsadas (en el caso de la homeopatía, algunos medicamentos son cubiertos hasta en un 30% por el sistema de sanidad público). En Twitter, el debate está que arde.

A este escrito, se suma la severa opinión emitida el año pasado por el Consejo Científico de las Academias de Ciencias Europeas (Easac) contra esta práctica.

“No hay ninguna prueba sólida de la eficacia de los productos homeopáticos para ninguna enfermedad, aunque a veces hay un efecto placebo”, dictaminó el Easac. Y lo que es peor, esta puede ser “nociva, al disuadir al paciente de solicitar un tratamiento médico apropiado”.

¿Puro azúcar? 
Este posicionamiento, novedoso en todo caso, “tenía por objetivo suscitar un debate y la toma de decisiones políticas”, explica a la AFP el doctor Robin Fears, director del programa de biociencias del Easac.

El Consejo juzga que “la homeopatía no debería ser reembolsada a menos de que se pruebe científicamente su eficacia”, como sucede con cualquier otro medicamento que sale a consideración del público.

El principal laboratorio homeopático del mundo, el francés Boiron, replicó presentando los resultados de un vasto estudio que demuestra, a su entender, la utilidad de sus productos, pero cuya metodología ha sido rechazada por sus detractores.

La homeopatía consiste en administrar unas sustancias extremadamente diluidas bajo forma de granulado. Sus adversarios estiman que se trata solo de azúcar vendido a precio de oro.

Sus partidarios defienden que al paciente se le practica una evaluación global y subrayan los beneficios de consumir productos sanos y naturales.

En Francia, los generalistas y especialistas pueden prescribir homeopatía, una práctica inventada en 1796 por el químico alemán Samuel Hahnemann.

El país tiene inscritos unos 5.000 médicos homeópatas, que estudiaron medicina y siguieron una formación específica, no reconocida como especialidad.

Menos grupos en España 

Junto con Alemania, Francia es el principal país consumidor de homeopatía en Europa, con más de un tercio de la población que recurre a estos productos de manera habitual.  

En Alemania, el mercado representó en 2016 unos 600 millones de euros (es decir, 745 millones de dólares al cambio actual), según la industria farmacéutica. Las arcas públicas de seguro médico de este país reembolsan los costos de las recetas, a veces hasta en el 100%.

“Aunque la homeopatía no es un método de tratamiento médico reconocido por los científicos, es admirada y muy utilizada”, explica una de las cajas, la Barmer.

En cambio, en otros países, crece la movilización en su contra.

En España, varias universidades que dispensaban formaciones en homeopatía las suprimieron debido a la “falta de fundamento científico”.

El servicio de sanidad británica, el NHS, “recomendó” en 2017 a los médicos y hospitales dejar de prescribir homeopatía, a falta de pruebas sobre su eficacia. Y sin embargo, en 2016 solo le costó 92.412 libras ($us 131.000).  

En Italia, una controversia estalló en mayo de 2017 tras la muerte de un niño de 7 años, después de sufrir una otitis que fue tratada por sus padres únicamente con homeopatía.

La Agencia del Medicamento italiana tiene previsto certificar unos 3.000 tratamientos homeopáticos. Aunque se trata de un reconocimiento, otros 3.000 ya existente serán prohibidos.

La homeopatía no es reembolsada en ese país, pero puede ser objeto de una deducción fiscal, lo que representa entre 50 y 70 millones de euros (de 62 a 86 millones de dólares) por año, según los medios italianos.

Creación de un médico del S. XVIII 

La homeopatía nació en una época en la que los “ensayos clínicos”, era inexistentes, y la medicina recurría a terapias agresivas, incluídos los tratamientos con dosis de arsénico. Eran los últimos años del siglo XVIII y el médico sajón Samuel Hahnemann traducía un libro de su colega escocés William Cullen sin estar de acuerdo con lo que leía. 

Así, para probar que Cullen estaba eeeado, ingirió una sobredosis de quinina y asoció los efectos que ésta le provocó, con síntomas de la malaria. De esa experiencia concluyó que lo similar cura lo similar y que cuánto más diluido está un principio activo, más potente su efecto.

Ambos postulados son incorrectos, la homeopatía ideada por Hahnemann, tuvo sentido hace 200 años, pero hoy sus incertezas son remplazadas por el rigor de la investigación científica de los medicamentos.