La astronauta Chiaki Mukai dirige el proyecto estatal que diseñará el hábitat. Se planea aprovechar túneles que ya existen bajo la superficie

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22 de abril de 2018, 4:00 AM
22 de abril de 2018, 4:00 AM

Las primeras colonias espaciales ocuparán túneles en la Luna y puede suceder tan pronto como 2030. Japón ha anunciado sus planes para instalar humanos en nuestro satélite natural, en enclaves autosuficientes que son diseñados por el Centro de investigación de colonias espaciales (RCSC) nipón.

Establecido en noviembre de 2017 y liderado por la primera astronauta japonesa, Chiaki Mukai, este centro dependiente de la Universidad de Ciencias de Tokio desarrolla la tecnología que permitirá a esas tripulaciones spbrevivir en el espacio. Dentro del basto universo, la Luna es un destino “realista”dada su cercanía, se tarda tres días en llegar. Incluso la Agencia Japonesa de Exploración Aeroespacial se sumó a la conquista lunar, explica Mukai. 

Más que un ‘camping’ 
El RCSC, que agrupa a una treintena de científicos nipones, busca alternativas a la Estación Espacial Internacional, que saldrá de operaciones en la próxima década.

“La EEI es un ‘camping’ al que llevamos agua y comida. Si vamos a la Luna, necesitaremos usar sus recursos de modo eficiente mientras reciclamos”, reflexiona Mukai.

Por ello, se trabaja en cuatro asuntos: diseñar un espacio habitable, que pueda abastecerse de energía y almacenarla, que pueda reciclar aire y agua, y que permita cultivar alimentos.

La propuesta del RCSC presenta un habitáculo con forma de cápsula construido en túneles ya hallados bajo la superficie lunar, lo que servirá para protegerse de los efectos de la radiación. “Podría haber módulos de vida acoplados”, dice Mukai, así como instalaciones en la superficie, para estancias cortas y uso turístico. La astronauta, de 66 años y con dos viajes al espacio en 1994 y 1998, ve un uso recreativo para la colonia.

Para dar viabilidad a la residencia, los científicos estudian usar termoelectricidad (producción de electricidad por calor) para abastecerla de energía. La diferencia de temperatura entre el interior de la colonia y el exterior es mucha (de +10º/30º C del interior a los +90º/130º c del exterior durante el día y los -170º/230º de la noche), lo convierte en un sistema idóneo.

Pero todavía “hay que desarrollar los sistemas para mantener la temperatura estable”, explica el profesor Tsutomu Iida, y escoger un material adecuado para la base. El uso de la termoelectricidad es limitado porque los materiales que suelen usarse son tóxicos.

El equipo japonés estudia el siliciuro de magnesio (Mg2Si), un compuesto benigno y con reservas naturales abundantes con un tiempo “de vida” de una década, un período que podría ser superior en el espacio.

Asegurar la producción de alimentos es otro punto clave, por ello se realizan pruebas en un pequeño invernadero con patatas, tomates, albahaca y lechugas sumergidas en agua en vez de plantadas en tierra.

Un arte aparte

Creadores. Junto a Gojin Ishihara, Ishiro Honda, Shinichi Sekizawa y otros, el dibujante Shigeru Komatsuzaki, autor de las dos imágenes que ilustran esta página, fue parte de una generación que dio forma al manga japonés. Las ilustraciones de ciencia ficción que describían futuros posibles desde la mirada de mediados del siglo XX.

Industria. Sus nombres pertenecen a una época anterior a la invasión global de cómic japonés y a la industria de entretenimiento que vino con ellos. 
Bus lunar, Komatsuzaki (1981).

Visionarios. Entre ingenuas e ingeniosas, las ilustraciones de Komatsuzaki hablan de la expectativa humana por vencer la siguiente frontera de la exploración: el espacio exterior.

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