Los hermanos Michael (Ben Whishaw) y Jane Banks (Emily Mortimer), los personajes a quienes conocimos como niños en Mary Poppins (1964) crecieron y ahora viven juntos con los tres hijos de Michael y su sirvienta Ellen (Julie Walters) en Cherry Tree Lane.

54 años después de la original, El regreso de Mary Poppins llega con un récord bajo el brazo: el intervalo de tiempo más largo en la historia entre una película live-action y su secuela. ¡Y no es la única cifra sorprendente! Los cameos que tienen Angela Lansbury y Dick Van Dyke, ambos de 93 años, los convierten en la actriz y el actor con más años en aparecer en una película de Disney hasta la fecha.

La actriz idónea

El mayor reto fue encontrar a la actriz idónea que, cinco décadas después de la inolvidable interpretación de Julie Andrews (ganadora del Óscar en 1965 por dicho papel), volviera a darle vida a Mary. ¡Y la hallaron! Emily Blunt logra adueñarse del personaje a su manera, y le imprime su propio encanto y sello de elegancia y porte.

La saga, dirigida por Rob Marshall, se desarrolla durante la Gran Depresión en Inglaterra, un par de décadas después de la original y se centra en las vidas de los pequeños Banks, Jane y Michael, ahora ya adultos, que reciben la sorprendente visita de su mágica niñera después de que sufrieran una dramática pérdida personal. Así Mary Poppins (Emily Blunt) vuelve a entrar en las vidas de la familia Banks junto con el optimista y alegre farolero, Jack (Lin-Manuel Miranda), que pondrá vida a las calles grises de Londres. El propósito es ayudar a que la familia vuelva a descubrir la alegría y la fantasía que falta a su diario vivir.

Colorida y emotiva

La niñera utiliza sus habilidades mágicas y únicas para llevarlos a los hijos de Michael a un nuevo mundo colorido y lleno de personajes peculiares, como su excéntrica prima Topsy (Meryl Streep).

Los especialistas y las reseñas indican que es una pieza colorida, emotiva y hermosamente coreografiada. La película juega con la nostalgia como medio para justificar su existencia.