El drama de la adicción. Basada en el libro del mismo nombre, Ditirambo retoma la trama de un tema vigente. En 1988 fue presentada por Casateatro como El laberinto

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12 de octubre de 2018, 6:00 AM
12 de octubre de 2018, 6:00 AM

Ditirambo retoma la obra de Óscar Barbery para llevarla nuevamente a las tablas. Esta vez bajo su nombre original, El Portavoz, da vida a un tema tan vigente hoy como en 1988, las adicciones y el narcotráfico. Bajo la dirección de Leonardo Gavriloff, la obra se presenta, en su segunda temporada, hoy y mañana, en el Centro de la Cultura Plurinacional, desde las 20:00. El ingreso es libre.

Para esta nueva puesta en escena, la compañía teatral cuenta con un selecto grupo de actores que dan vida a los personajes de la historia, basada en un hecho de la vida real. En su estreno de 1988 fue dirigida por René Hohenstein e interpretada por el elenco de Casateatro, la obra se presentó al público bajo el nombre de El laberinto.

En esta ocasión el elenco está conformado por Tomás Bascopé (Abel), Arturo Lora (Padre), Lorena Sugier (Madre), Álex Suárez (Roberto), Carolina Soliz (Marilú), Gustavo Cuartas (Petaca), Álex Lara (Boca ‘e moño), Edson Maraz (Caracha), Rodrigo Heredia (El chueco), Gerónimo Mamani (El maestro) y Guillermo Serrate (Chilín).

Esta producción es el reflejo de un trabajo entre la Asociación Pro Arte y Cultura (APAC) y la compañía teatral. Ello ha redundado en que El portavoz sea la primera obra confirmada para presentarse en la XII versión del Festival Internacional de Teatro de Santa Cruz de la Sierra 2019 (Fitcruz).

La trama de la obra se desarrolla en la década de los 80, con escenas íntimas de una familia en la que uno de sus miembros (Abel) sufre la terrible adicción a las drogas. Ello afecta a los vínculos familiares, afectivos y amistosos.

Es un drama real de algo que sucede en muchos hogares y en silencio. Esta vez, matizado con el humor negro del personaje central, mientras muestra el ambiente en que él se envuelve en su rutina de adicciones.

“La obra plantea la realidad cruel y descarnada de la drogadicción y sirve para enfrentarse al desafío de reconocer ese ambiente mucho más cercano y común de lo que quisiéramos”, comenta Porfirio Azogue, director de Ditirambo.

El director

“Este espectáculo busca recuperar el espíritu movilizador de la dramaturgia, con una nueva mirada estética, minimalista y despojada. Se tiene la idea de concebir una presentación para todo público, pero poniendo una intención emotiva y, por qué no, educativa, justamente para tomar conciencia de este flagelo a los jóvenes”, indicó Gavriloff.

Además de su trabajo en el teatro, el director es sicólogo social y operador socioterapéutico en adicciones. Por eso su trabajo con los actores ha sido fundamental en la obra.

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