Este dominicano se ha enfocado en el estudio del dolor. Su paso por distintas instituciones, incluyendo la universidad de Harvard, le ha dado el bagaje suficiente

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21 de enero de 2019, 5:00 AM
21 de enero de 2019, 5:00 AM

Su apellido describe la personalidad cálida y alegre que identifica a los dominicanos. Roberto Feliz cambió las soleadas tardes de su natal República Dominicana por los fríos atardeceres de Boston, en Estados Unidos. Perseguía su sueño de estudiar Medicina. Tras su paso por la Universidad de Dartmouth y la Escuela de Medicina de Harvard se enfocó en el estudio del dolor durante su posgrado en el Hospital Beth Israel y el Massachusetts General Hospital. Su sonrisa, presente en todo momento, sincera y amable, contagia esa sensación de seguridad de quien convive a diario con el dolor y sabe cómo vencerlo.

A escala mundial una de cada cinco personas sufre dolor crónico de intensidad moderada a severa. Y se documenta que un tercio de la población mundial padece dolor agudo o crónico a diario. Todos, en algún momento en nuestra vida, vamos a sentir dolor. El dolor crónico puede tener un impacto negativo entre esos afectados, incluyendo insomnio, depresión, eliminación de actividad e aislamiento social. De la misma manera, el dolor crónico es causante de un alto costo económico y de productividad a la sociedad mundial. Se gastan miles de millones de dólares anuales en busca de tratamientos del dolor.

Al terminar y graduarse de médico, se especializó como anestesiólogo y luego hizo estudios avanzados para también especializarse como médico de dolor. Actualmente, es el director médico del Boston Pain Center, donde implementa múltiples técnicas para controlar el dolor agudo y crónico.

 Si el dolor es una aflicción tan común, ¿por qué se conoce tan poco sobre el dolor en sí y su tratamiento?

La falta de educación. En los países más desarrollados como EEUU y Europa existen clínicas y médicos especializados en el tratamiento de toda clase de dolor, como es mi caso en Boston. A diario recibo, evalúo y trato a pacientes que llegan de diversos lugares del mundo en busca de alivio para su dolor: migrañas, ciáticas, dolor de espalda, neuralgia, dolor de cáncer, dolor de rodillas y diversos síndromes dolorosos, entre otros. Nosotros ahora entendemos el dolor no solo como “¡ouch, me duele!”, sino que lo entendemos como una patofisiología, y cómo podemos intentar bloquear o reducir esta sensación que afecta a tantas personas. La ciencia y nuestro entendimiento de cómo tratar el dolor han avanzado. No es un mandato vivir a diario con dolor.

 ¿Qué es el dolor?

Es una sensación normal, pero no agradable, que indica enfermedad o trauma en algún lugar del cuerpo. El dolor puede ser físico o sicológico y el dolor puede ser agudo o crónico, que son dos cosas diferentes.

El dolor agudo es la respuesta del cuerpo al trauma inmediato. Cuando el dolor es agudo, por lo general cesa cuando la inflamación local termina. En cambio, cuando el dolor dura más de tres meses se convierte en dolor crónico. Nosotros ahora entendemos que el dolor crónico es una condición neuroinflamativa y neurodegenerativa. Una vez que el dolor se convierte en crónico y centralizado, es memorizado en las neuronas, lo que supone mayor dificultad para controlarlo. Por ende, puedes eliminar el trauma o inflamación inicial, pero si dejamos que el dolor se centralice y se convierta crónico puede continuar por años o por toda una vida. Por esta razón es de suma importancia tratar o reducir el dolor agudo lo más pronto posible, antes de que se convierta en un proceso crónico y centralizado en el cerebro.

 ¿Cómo reducir o intentar curar el dolor?

En la Clínica del dolor contamos con diversas técnicas y medicamentos útiles para reducir estos dolores: antiinflamatorios, antidepresivos, bloqueo de nervios, bloqueos de facetas, inyecciones y rizotomias, infusiones de células madres, entre otros.

A través de estas ‘herramientas’ gestionamos el dolor para que podamos dar una mejor calidad de vida a los pacientes.

 ¿Es necesario sentir dolor?

Sí. El dolor es la señal que envía el cuerpo para indicarte que algo anda mal y, por ende, reclama atención. El cuerpo es un sensor. El dolor es la señal principal por la cual el cuerpo te habla.

Acostumbrarse al dolor equivale a un carro con una llanta que esté mal. Progresivamente se irán dañando las otras llantas. Cuando empiezas a sentir dolor hay que ponerle atención. Puede ser algo malo o algo simple. Lo importante no es solo reducir el dolor, es también de suma importancia buscar la causa detrás del dolor.

 ¿Suprimir el dolor puede engañar a la enfermedad?

Suprimir el dolor no afecta la enfermedad. El cuerpo va a buscar otra forma de hacer visible la enfermedad. No es posible engañar al cuerpo, es como un sensor. Podemos bloquear algunos sensores o nervios, pero el cuerpo buscará otra forma de alertarnos. Lo importante es determinar cuál es la causa del dolor y de una forma u otra interferir con su transmisión o interpretación en el cerebro. Y con los nuevos avances de la ciencia del dolor, esto se logra.

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