En 41 años de cooperación japonesa, 1.200 voluntarios han llegado al país para impartir sus conocimientos en diferentes áreas como deporte, educación, tecnología, medio ambiente y arte. Actualmente hay más de 100 jóvenes en instituciones a las que apoya JICA

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7 de abril de 2019, 3:47 AM
7 de abril de 2019, 3:47 AM

En 1978 comenzaron a llegar los primeros japoneses voluntarios a Bolivia, gracias a la Agencia Internacional de Cooperación del Japón (JICA), con el propósito de intercambiar sus conocimientos en deporte, educación, salud, medioambiente, agricultura, ciencia, tecnología y arte con la población boliviana.

En el transcurso de estos 41 años de cooperación japonesa, cerca de 1.200 voluntarios nipones, en su mayoría jóvenes, aunque también hay seniors, dejaron la comodidad de su hogar para venir a Bolivia y aportar no solo con sus conocimientos, sino también para explicar sus costumbres y su cultura; generando lazos de hermandad entre ambos países.

La puntualidad, la disciplina, la responsabilidad, la limpieza y el orden de los nipones es algo que los caracteriza y que asombra a quienes visitan Japón. Eso, precisamente, es en lo que trabajan los cooperantes japoneses que llegan al país, los que tratan de inculcar a los niños y jóvenes esos valores; mientras ellos, al mismo tiempo también aprenden sobre nuestra cultura.

Los cooperantes

Actualmente hay más de 100 voluntarios japoneses en disciplinas deportivas como natación, judo, karate, atletismo y béisbol, además de arte, ciencia, educación y salud.

Mariko Tanaka (Veterinaria), Gaku Hiroike (Deportes), Sakiko Hisada (Música), Madoka Matsuo (Peluquería), Yuka Adachi, (Producción de cine y técnicas audiovisuales) y Haruna Koizumi (Judo), son solo algunos de los jóvenes voluntarios de la cooperación japonesa que están actualmente en Santa Cruz y en Okinawa trabajando en pro de la niñez y de la juventud boliviana.

Estos voluntarios prestan su ayuda en el Colegio Particular Mixto Centro Boliviano Japonés Okinawa Nº1; en Infocal y en Bellas Artes, en Santa Cruz; y en la Asociación de Ganaderos del Norte Aganorte, en Montero, que son proyectos a los que JICA brinda cooperación y financiamiento.

Para ellos, coinciden, no solo ha sido dar, sino también recibir. Además del cariño, están aprendiendo las costumbres, la música, las danzas y las tradiciones de Bolivia. ¡Ahora se sienten como en casa!

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