Ondas reveladoras. El mapeo cerebral se puede hacer en Santa Cruz. Con el registro de ondas se detecta ansiedad, depresión o déficit de atención. Luego se usa neurotecnología para solucionarlos. También se puede potenciar la concentración y la creatividad.

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24 de marzo de 2019, 4:00 AM
24 de marzo de 2019, 4:00 AM

No es necesario estar enfermo para utilizar los servicios de Brain Balance, el instituto que acaba de abrir en Santa Cruz.

Por ejemplo, el empresario D.M. sufre de ansiedad. “Movía mis manos, me comía las uñas. Recién he venido a ocho sesiones, y según la literatura, se requieren tres meses para ver los resultados completos”, dice.

Pero ya ha visto resultados. En estas ocho sesiones ha conseguido conciliar mejor el sueño. “Duermo bien y hasta recuerdo mis sueños con mucha nitidez”, comenta. Llega siempre puntual a su cita diaria en Brain Balance, que está en la avenida Japón, entre Alemania y Beni. Ahí le colocan un casco que emite ondas.

Primero el mapeo cerebral

A veces alguna persona está deprimida. Pero el problema no es la depresión sino, por ejemplo, el déficit de atención, que le causa ansiedad y eso desemboca en depresión. Un mapeo cerebral permite saber si las ondas de su cerebro indican ansiedad o depresión.

El mapeo registra las ondas que emite este órgano. Por ejemplo, en las personas con estrés, se alteran las ondas alfa. En los hiperactivos, en cambio, hay alteración de las ondas gamma.

En un niño con déficit de atención hay variaciones en las ondas delta y disminución de ondas SMR, como explica David Valderrama Goez, especialista en Sicología Transpersonal. Valderrama se formó en neurofeedback y tiene 11 años de experiencia en neurotraining y neurotecnología. Estuvo durante un año acompañando la capacitación del personal de Brain Balance.

Este neurosicólogo mostró cómo utilizar las dos grandes bases de datos que tienen información para detectar patologías. Esa herramienta permite un diagnóstico cuantitativo, que puede ayudar con el que elabore un sicólogo o siquiatra. “Por ejemplo, la depresión mayor tiene espectros de ciertas ondas y excesos que no tiene la ansiedad, la angustia o los ataques de pánico”, explica.

David Valderrama usó el neurotraining o entrenamiento cerebral para potenciar su concentración. “Antes no me rendía el día, dejaba cosas inconclusas y me costaba terminar un libro. Con el entrenamiento se logra mejorar todo eso”, cuenta.

Después del mapeo

Cuando ya se ha determinado qué es necesario potenciar o estimular, entra en juego toda la tecnología desarrollada en Canadá, Europa y Estados Unidos. Es el momento del ‘neurospa’. Se trata de cascos que emiten ondas gamma para estimular la creatividad y la memoria. Se utilizan también gafas que emiten luces de colores a ritmos variables y una música especial.

Si el mapeo cerebral detecta ansiedad o tensión, se la trata utilizando cascos de estimulación de luz infrarroja y equipos de estimulación transcraneal de corriente directa, que son efectivos para ansiedad, depresión e insomnio. Se usan también estimuladores de luz y de sonido y un proceso llamado neurofeedback.

Mente en movimiento

El neurocirujano Gabriel Cuéllar, que está al frente de este instituto pionero, explica que esta alternativa no requiere medicamentos ni depende de suplementos. “Solamente se necesita la predisposición para obtener resultados en tres meses”, explica.

Sin embargo, aconseja a quienes inician este tratamiento que eviten los refrescos carbonatados y azucarados (sodas y jugos) y también lo que contenga gluten, para favorecer la concentración.

El neurofeedback consiste en conectar al paciente con cables que se colocan sobre el cráneo, como en un electroencefalograma común, para que interactúe con un programa que registra su actividad cerebral. Por ejemplo, se le muestra una pantalla en la que hay un video. El paciente debe buscar la disposición mental que hace avanzar el video. El software capta esa disposición formada por el paciente que, en realidad, usa su mente para hacer que el video avance. Esa reacción queda registrada en las neuronas y luego resulta más fácil reproducirla. En eso consiste el entrenamiento, dicho en pocas palabras.

En suma, se parte de un mapeo cerebral (para ver qué indican las ondas) luego se utiliza el neurospa y la tecnología neuronal para tratar la ansiedad, depresión, estrés, insomnio, déficit de atención, dislexia, y hasta el autismo. El neurospa puede hacerse todos los días. El neurofeedback se realiza dos veces a la semana.

Pueden utilizar estas herramientas los ejecutivos que quieren fortalecer sus capacidades de planeación, los especialistas en marketing y publicidad para desarrollar su creatividad y los deportistas para mejorar su rendimiento.

En el caso de Consuelo Miranda, que realizó estos tratamientos en Panamá para su hijo de siete años. A los cinco, el pequeño sufrió una encefalitis viral y perdió el habla, la memoria y mermó su capacidad de aprendizaje. Con las ondas gamma ha logrado mejorar en algunos aspectos. Dice: “Le hacían lo mismo en Panamá, solo que era mucho más caro. Me alegra que ahora esto esté disponible en Bolivia”.

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