Rabietas. Los padres tienen que formar en sus hijos la inteligencia emocional. Si controlan sus sentimientos positivamente, los chicos seguirán ese camino. Sicoterapeutas dan consejos para direccionar el enojo y evitar los berrinches

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27 de mayo de 2018, 4:00 AM
27 de mayo de 2018, 4:00 AM

Cuando hablamos de enojo, ira o rabia, nos referimos a una emoción. La ira es precisamente eso, una emoción que nace con el ser humano y no es negativa en sí misma, como muchos la catalogan, explica la sicopedagoga Debbie Cronenbold. Deja claro que no hay emociones negativas o positivas, simplemente son emociones que han permitido sobrevivir a la humanidad a través del tiempo.

“Sentir, controlar y expresar las emociones es algo que se aprende de niños. El control de la rabia es uno de las que más cuesta inculcar en los niños. ¿Será que los padres no han aprendido a hacerlo con la suya? Ahí radica el problema... padres desbordados, hijos desbordados”, asegura. 

Asimismo, la sicóloga infantojuvenil, Nancy Juárez, afirma que los niños aprenden a manejar sus emociones al ver a sus padres. Desafortunadamente, la mayoría maneja sentimientos difíciles a través de expresiones emocionales; o sueltan sus emociones más fuertes sobre la gente que los rodea, o las ahogan.  

“Los sentimientos que no se expresan no desaparecen, quedan encerrados. Cuando salen a la luz, los resultados pueden ser mucho más dañinos porque se los dejó fermentar”, acota y brinda estos consejos:

Los padres pueden ayudar a sus hijos. Es necesario que enseñen a expresar sus sentimientos de manera que los hijos no se dañen a sí mismos ni a los demás. Los niños, y también los adultos, necesitan saber que los sentimientos son diferentes de las acciones. 

Los sentimientos siempre están bien. Nunca son buenos ni malos. En cambio, las acciones de las personas pueden ser apropiadas o inapropiadas.

Entender y aceptar nuestros sentimientos y los de nuestros hijos es el primer paso para construir relaciones abiertas y de confianza en la familia. 

Aprender a escuchar los mensajes no verbales, expresarse respetuosamente y trabajar juntos para solucionar problemas son los pasos siguientes para una relación plena y amorosa con ellos.

Los padres, el ejemplo

Para aprender a controlar la rabia Debbie aconseja practicar técnicas de respiración y de relajación. Si los padres no saben controlar su propio enojo, el niño aprende el mismo modo de expresión y los padres normalmente no quieren que hagan lo que ellos hacen.

Aprender a canalizar la rabia en el deporte. La experta sugiere que toda esa energía sea utilizada para lograr objetivos. Como se dice ‘con coraje’.

¿Enojo positivo?

En criterio de la sicóloga Claudia Tórrez, lo importante es que los padres entiendan que sus hijos pueden sentir rabia o enojo, pero que puedan transformarlos en un sentimiento más positivo. Esto les  ayudará a abordar y resolver los temas que les molestan de una manera constructiva. 

“No es necesario que estemos de acuerdo con el motivo del enojo de nuestros hijos. Simplemente debemos entenderlos para que se sientan comprendidos, puedan escucharnos y ver la situación desde otra perspectiva. Debe quedarles claro que los amamos aunque estén enojados”, resalta. 

Tórrez concluye que aprender a lidiar con el enojo de los hijos no es tarea fácil. No obstante, dice que si se da lugar a que la empatía haga su trabajo, el vínculo se fortalecerá y será posible que los chicos suban un peldaño más en la escalera de la inteligencia emocional.

Consejos

Para controlar las rabietas, las especialistas recomiendan:  

No ceder. Resistan la tentación de terminar el berrinche dándoles lo que quieren. Si lo hace les enseñará que sus rabietas funcionan.
¡Sí a la calma! Al permanecer calmados estarán dando el ejemplo y enseñándoles el tipo de comportamiento que quieren ver en ellos. Responder con enojo o críticas tiende a escalar la agresión del niño, que puede llegar a ser verbal o física.

Herramientas. Hay muchas técnicas para calmarse, pero respirar profundamente, es una de las más efectivas.
Conductas. Ignoren las acciones negativas que no son importantes. Solo elogien lo positivo. Por ejemplo, díganles: ¡hiciste un buen trabajo calmándote!

Castigos y recompensas. Ellos deben saber que sus actos, buenos y malos, recibirán premios o castigos.

Hablar. No traten de razonar cuando estén enojados. Hay que hacerlo cuando pasa la crisis.

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