El anciano, natural de Potosí, afirma haber sido protagonista de mil historias y ahora todavía le quedan fuerzas para criar sus chanchos. Pasa buena parte del día observando la urbe desde su refugio de piedra

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28 de septiembre de 2018, 5:00 AM
28 de septiembre de 2018, 5:00 AM

La cédula de identidad de Zenón Villca Flores indica que nació el 21 de agosto de 1900 en Chayanta-Churu (Potosí), o sea que acaba de cumplir 118 años, un mes y siete días de edad, lo cual lo convierte en una de las personas vivas más longevas de Bolivia y posiblemente del mundo.

Zenón Villca vive en las afueras de la ciudad de Sucre, en el barrio Belén, junto a su hija y a sus nietos. Un poco cansado producto de los años de vida y las secuelas de la Guerra del Chaco, que le quitaron un ojo y le causaron problemas en su salud. Sigue acompañando a una parte de su familia, tiene dos chanchos que cuidar y desde las alturas de donde vive puede divisar a diario la ciudad de Sucre.

En su idioma originario quechua, con algunas dificultades en el habla y la ayuda de una de sus hijas, Zenón Villca Flores asegura que se encuentra relativamente bien de salud, algunos días bien, otros muy delicado. No recuerda bien cuántos años tiene y dice que es un hombre “antiguo”, “unos 125 años creo que tengo”, asegura pero, según su cédula de identidad, tendría 118 años.

Como la mayoría de la gente del área rural, Zenón comenzó su vida siendo agricultor desde niño en su natal Maragua, cercana a la ciudad de Sucre, después trabajó cargando bolsas en el Mercado Central y posteriormente en los centros mineros de Potosí, Uncía, Catavi y Siglo XX. Los enumera de memoria.

Recuerda que en la Guerra del Chaco se escondía debajo de la tierra para evitar ser identificado por el enemigo, pero fue retirado por un problema en el estómago.

Las secuelas de la guerra le quedaron marcadas porque perdió la visión de un ojo.

Asegura que tenía seis hijos y tres fallecieron. Ahora vive con su hija Teodocia Villca en el barrio Belén. La hija tampoco tiene seguridad de la edad de su padre porque de joven se separó de ellos y recién hace algunos años volvieron a convivir.

Teodocia dice que para despejar dudas fue a preguntar a algunos vecinos si su padre tiene esa edad, y todos aseguran que sí tiene 118 años, comentarios de sus padres y abuelos.

En su humilde casa cría algunos cerdos. Todavía camina con la ayuda de un bastón y recomienda que la receta para vivir muchos años es consumir animales silvestres como víbora, añathuya, phisaqa, ratón, todo preparado en chicharrón, además de trigo y grano molido.

Teodocia asegura que su padre es su único familiar porque sus demás hermanos no se acuerdan de él. Cobra su renta de vejez y todo es destinado para su alimentación.

Con achaques

“No es habitual encontrar una persona adulta mayor de 118 años”, asegura Javier Jesús, médico del programa Mi Salud que conoció a Zenón hace tres meses, cuando el anciano fue a recoger el suplemento alimenticio y le llamó la atención la edad que indicaba su documento.

Jesús afirma que, pese a los problemas propios de su edad, como dolores de las articulaciones y sordera moderada, Zenón se encuentra bien de salud.

“Camina bien pero tiene algunos ‘ataques’ o convulsiones”, aseguró su hija. Cerca de su casa construyó con piedras y cascote una “casita de piedra”, próxima al corral de los chanchos, desde donde divisa la ciudad todas las mañanas.

Zenón Villca tiene 18 nietos y tres hijos vivos: Francisco, Esteban y Teodocia; un cuarto habría fallecido en el vientre de su madre, según su nieta; él dice que no se acuerda.

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